Personas inmaduras, los eternos adolescentes


Cada individuo al final de la adolescencia comienza a encaminar su vida hacia una determinada dirección, el problema comienza cuando la persona se rehúsa a superar esta etapa, se resiste a madurar y a afrontar las responsabilidades de la vida adulta.
El psicólogo estadounidense Dan Kiley denominó a esta patología como el síndrome de 'Peter Pan', son las personas que viven en una 'eterna adolescencia', seguramente usted conozca algún caso... vamos a conocerlos mejor.



¿Cómo se comportan quienes tienen el síndrome de Peter Pan?

Se caracterizan principalmente por la inmadurez en aspectos sociales y psicológicos. Es mucho más común en el sexo masculino, son personas narcisistas que presumen de joviales, simpáticos, alegres y deportistas.
Incluyen algunos rasgos de irresponsabilidad, rebeldía, manipulación y una despreocupada visión de la vida, culpando a los demás de todo lo que les ocurre.
Es muy común entre quienes padecen este síndrome que acaben siendo personas solitarias ya que, en el fondo, estos individuos son indecisos, inseguros, disimulan su incapacidad de madurar con grandes proyectos imposibles y aventuras amorosas fugaces.


Algunas características inconfundibles son:

  • Son simpáticos e inestables.
  • Evitan todo tipo de compromisos.
  • Son altamente dependientes.
  • Tienen muchas amistades superficiales, ya que les cuesta desarrollar amistades sólidas.
  • Las parejas les duran muy poco tiempo, además tienen altas probabilidades de ser infieles.
  • Permanentemente insatisfechos.
  • Generalmente se rodean con gente más joven.
  • Son manipuladores.

¿Cuál es el origen?

En realidad es un trauma viene de la infancia, del período en el que la persona construye su equilibrio afectivo.
Es sabido que los niños excesivamente sobreprotegidos tienen más posibilidades desarrollar este síndrome.
También, una carencia afectiva puede ser el principio del síndrome de Peter Pan, al crecer, los niños faltos de cariño, desarrollan el problema. Se sienten desprotegidos y angustiados frente a lo desconocido del mundo de los mayores.

O sea que tanto niños muy sobreprotegidos como niños desprotegidos afectivamente son más propensos a desarrollar este trauma.


¿Se puede superar este síndrome?

La respuesta es si, pero lo primero que tiene que hacer la persona que lo padece, es darse cuenta que tiene un problema.
Muchos de ellos se convencen a si mismos que son encantadores y no llegan a la autocrítica necesaria para ver que están abusando de los demás.
No es fácil dejar de culpar a los demás y hacerse responsables de todo lo que les sucede… muchas veces necesitan sentir en carne propia las consecuencias de sus actos para recién entonces pensar en la necesidad de algún cambio de actitud.
La mejor forma para que una persona se recupere de este síndrome es que asuma las consecuencias de sus actos.


…Para terminar debemos decir que todos tenemos un Peter Pan dentro, pero éste lado inocente e infantil no puede impedirnos crecer, asumir la responsabilidad de nuestras determinaciones y continuar el desarrollo natural hacia la vida adulta.