La etapa más sensible para el aprendizaje no se termina en la infancia


Existe un consenso generalizado que si se desea maximizar el potencial intelectual de una persona en una determinada tarea, lo mejor es que comience de muy joven. De acuerdo con esta visión tradicional, la primera infancia ofrece un precioso "período sensible" para el aprendizaje que se va cerrando lentamente a medida que llegamos a la adolescencia. Se esgrime que esta es la razón por la que a los niños les resulta más fácil dominar el acento de una lengua extranjera. Esta visión, incluso, ha moldeado muchas políticas educativas.


aprendizaje

Pero, investigaciones en la última década han mostrado que el cerebro adolescente sigue siendo notablemente flexible, ya que experimenta profundos cambios anatómicos. Esta transformación es particularmente marcada en los lóbulos prefrontales y los lóbulos parietales, dos regiones que están involucradas en el pensamiento abstracto.
Esto quiere decir que los adolescentes pueden pasar por un segundo período sensible, en el que son particularmente receptivos a ciertos tipos de estimulación intelectual. Incluso una reciente investigación de la Universidad College de Londres muestra que la capacidad de aprender ciertos tipos de habilidades analíticas no disminuye después de la infancia, sino que en realidad aumenta a través de la adolescencia y en la edad adulta temprana.


La investigación

El equipo, encabezado por Lisa Knoll, reclutó a más de 600 participantes de 11 a 33 años (ambos sexos) y los asignó al azar a tres grupos, cada uno desarrollando una habilidad diferente. Al primer grupo le asignaron la discriminación numérica, que consiste en conjeturar rápidamente el número de puntos coloreados que aparecen en una pantalla. Al segundo grupo la tocó razonamiento relacional, la capacidad de detectar reglas y relaciones abstractas usando un tipo de rompecabezas conocidos como "Test de matrices de Raven" que son comunes en algunos tests de Coeficiente Intelectual. Al tercer grupo se le encargó tareas de percepción facial: juzgar repetidamente si dos imágenes, mostradas en una rápida sucesión, mostraba a la misma persona o no.

Vale la pena señalar que estas habilidades no requieren ningún conocimiento avanzado. Solo representan una determinada capacidad para el pensamiento abstracto, además, el reconocimiento de patrones es útil para muchos tipos de trabajo académico.

Las sesiones fueron cortas pero frecuentes, un máximo de 12 minutos durante 20 días seguidos. Después de finalizada la última, se esperó un par de meses para analizar si las habilidades se habían afirmado.


Los participantes del tercer grupo fueron los que más decepcionaron, su percepción facial no mostró casi mejoras. Sin embargo, los otros dos grupos sí mejoraron en todas sus puntuaciones. Basándose en estos resultados, los autores examinaron si las mejoras dependieron de la edad de los participantes.

De acuerdo a la teoría de que la infancia es la etapa más "plástica" para el aprendizaje, los mayores dividendos deberían estar entre los más jóvenes, de entre 11 y 13 años. Pero los que mejor puntuaron fueron los adolescentes tardíos (16 a 18 años) que mejoraron su puntaje general en alrededor del 10%, casi el doble de lo obtenido por los más jóvenes. Incluso los adultos jóvenes (21 a 26 años) tendieron a realizar mejor las tareas, sugiriendo que entre esos años existe otro período sensible.

Al menos para ciertos tipos de habilidades analíticas, la ventana de la plasticidad continúa abierta, tal vez reflejando que existen varios períodos de mayor capacidad para forjar nuevos circuitos neuronales. Si es así, la idea de que podemos tener múltiples períodos sensibles para diferentes tipos de habilidades dependiendo del desarrollo del cerebro, es correcta. Es decir, cuando se cierra una ventana, es probable que se abra otra.


Referencia:
http://journals.sagepub.com/doi/abs/10.1177/0956797616671327



Circuitos latentes del cerebro: aprender sin darse cuenta


Hace un par de meses, los medios de comunicación se hicieron eco de un hecho sorprendente que le ocurrió a un muchacho de 16 años al recibir una patada en la cabeza mientras jugaba un partido de fútbol.


Circuitos latentes del cerebro

Posteriormente al incidente, el joven Reuben Nsemoh terminó en coma y a pesar de la severidad de la lesión el chico recuperó la conciencia unos días después.
Pero lo asombroso es que Reuben, un hablante monolingüe de inglés, ahora hablaba español con fluidez. A pesar de que nunca había hablado este idioma antes de la lesión y sólo había tenido una mínima exposición al escucharlo hablar a algunos de sus amigos.

Aunque la situación de Reuben puede parecer extremadamente peculiar, su caso no es tan raro. La respuesta radica en cómo se almacenan ciertos tipos de datos en el cerebro. Existen casos en que los recuerdos se almacenan de tal manera que son inaccesibles a la conciencia, por lo tanto no pueden ser recuperados, excepto en circunstancias extremas. También hay muchos casos de "recuerdo de procedimientos", por ejemplo, gente que puede escribir una contraseña pero no puede reproducirla verbalmente.


Circuitos latentes

Si bien caso de Reuben Nsemoh no es un ejemplo de capacidad repentina para acceder a un procedimiento, lo suyo es más probable que se trate de un caso en el que los recuerdos se almacenan de una manera no totalmente eficaz.
Cuando guardamos en el cerebro el vocabulario y las reglas gramaticales de un idioma generamos nuevas conexiones neuronales, además, se depositan proteínas entre estas neuronas para lograr que se activen juntas, que es lo que sucede cuando la memoria es recuperada conscientemente.
Al aprender un idioma por primera vez, las conexiones son bastante inestables y pueden disolverse fácilmente, es decir, si no se usa el nuevo lenguaje durante mucho tiempo, las conexiones cerebrales asociadas con dicho idioma pueden ir desapareciendo, incluso por completo. Pero en otros casos, simplemente se vuelven latentes. Esto significa que las redes neuronales todavía están allí, pero la señal de una célula a otra es infrecuente o débil. En tales casos, parecerá que la persona ha olvidado el idioma.


Ocurre que cuando se produce un daño al cerebro, un gran número de células cerebrales mueren. Dichas células están llenas de productos químicos, que al derramarse, pueden excitar áreas cerebrales cercanas. Esto puede dar como resultado el despertar de los circuitos latentes del cerebro.
Reuben Nsemoh

Es muy probable que algo similar haya sucedido a Reuben. Su exposición al español de sus amigos aparentemente dio lugar a circuitos neuronales inactivos que fueron despertados por la inundación de químicos procedentes de células muertas tras el accidente. Una vez estimuladas, estas conexiones neuronales pueden haber llegado a ser lo suficientemente estables como para estimular la recuperación del idioma español en la memoria, a pesar de que nunca lo había hablado antes de la lesión.

Este tipo de casos ilustran que cuando estamos expuestos a idiomas que no conocemos, en realidad podemos aprenderlos, aunque no podamos hablarlos.
Quizás, la tarea de los neurocientíficos sería encontrar un medio para que las personas puedan acceder a este tipo de habilidades lingüísticas sin tener que pasar por una lesión cerebral traumática.


Referencias:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK10878/
http://www.livescience.com/43595-procedural-memory.html



Aprender a hablar es aprender a interactuar


Es difícil estudiar cómo los niños realmente empiezan a utilizar el lenguaje. Parte del problema es que tratamos el lenguaje como una cosa a ser estudiada independientemente de cómo se usa. Es decir, básicamente nos centramos en las palabras que los niños aprenden o la forma en que estructuran esas palabras en oraciones simples y (eventualmente) más complejas.



Otro problema es que cuando el niño comienza realmente a utilizar el lenguaje, la situación es bastante desordenada. Al principio, padres o cuidadores interactúan con el pequeño, tratan de hacer alguna actividad juntos y utilizar algunas palabras que pueda entender. También, es muy común el mostrarle objetos para que el niño los nombre. Básicamente, el lenguaje viene a ser una parte de un proceso más general.

Esto significa que estudiar realmente el desarrollo del uso del lenguaje requiere no sólo mirar las palabras que los niños están utilizando, sino también la complejidad de las interacciones entre los niños y las personas que les rodean.
Con respecto a esto último, un interesante artículo se publicó hace unos meses en la revista "Child Development" (desarrollo del niño) donde un grupo de investigadores observó a niños (de ambos sexos) durante varios años para comenzar a trazar cómo estas interacciones cambian con el tiempo.


La investigación

El sondeo consistió en observar la manera en que un grupo de pequeños interactuaba con sus madres a partir del año y medio de edad y hasta los cinco años y medio.
En cada visita, la madre y el niño jugaban a un juego que el investigador preparaba. La situación consistía en planificar varias “escenas” para que el niño jugara y en las que la madre tenía que ayudar al niño a alcanzar algún objetivo. Con el tiempo, las acciones se fueron haciendo más dificultosas, a medida que las habilidades del niño aumentaban.
Por ejemplo, en una escena, el investigador trajo varios objetos a la habitación, los colocó en un armario y volvió a salir. Entonces, la madre debía ayudar a su hijo a ocultar los objetos en un lugar diferente y luego hablar con el niño sobre los lugares donde el investigador pensaría que los objetos estaban cuando regresara a la habitación.

Algunos de los resultados fueron bastante obvios. Por ejemplo, al año y medio, la madre y el niño interactúan mucho entre sí, pero hay muy poco lenguaje hablado. Principalmente, la madre dirige las acciones del niño y ocasionalmente usa algunas palabras. Sin embargo, cuando el niño tiene 3 años, el lenguaje está profundamente arraigado en las interacciones. Casi todas las acciones tomadas por la madre o el niño se acompañan con palabras.
Un cambio interesante en el tiempo es que a edades más tempranas, las madres están realmente dirigiendo la interacción. Ellas están estableciendo una estructura para la forma en que la tarea debe realizarse, moviendo objetos y haciendo preguntas, principalmente. Pero cuando el niño tiene cinco años, la interacción es mucho más equilibrada. La madre todavía lidera, pero el niño también hace más sugerencias y recomendaciones.

Otro cambio que se produjo fue el tipo de cosas que se describieron con el lenguaje. A los tres años, gran parte del lenguaje se centra en objetos y elementos observables. A los cinco años, en cambio, hay mucha más discusión sobre las relaciones entre objetos, no solo sobre los objetos en sí mismos.

Un aspecto sorprendente del estudio es que a la edad de 2 años y medio, hay mucha variabilidad entre los niños en la cantidad de lenguaje que están utilizando y la forma que interactúan con sus madres. A esa edad algunos de los pequeños usan el lenguaje en casi todas las interacciones y éstas se tornan más complejas, en cambio, otros niños utilizan muy poco lenguaje y sus interacciones tienden a no ser tan complejas.
Sin embargo, a los 3 años y medio, casi todos los niños usan el lenguaje como principal medio de comunicación en todas sus interacciones con la madre.


Esto significa que tan pronto como los niños aprenden a hablar razonablemente bien, sus interacciones cambian inmediatamente al uso del lenguaje, y conjuntamente a esto, ocurre una mayor complejidad en dichas interacciones con otras personas.

Lo bueno de este trabajo es que se centra tanto en el uso de palabras y oraciones, como en el tipo de interacciones que los niños están teniendo con otros individuos. De esta forma, brinda una mejor comprensión de cómo se desarrolla el habla y como el niño va transformando su lenguaje y, al mismo tiempo, como lo va conectando con mejores formas de interactuar.


Referencia:
http://onlinelibrary.wiley.com/doi/10.1111/cdev.12189/abstract



Perros con genes de lobo


lobo

Gracias a los avances producidos en la genética, ahora es posible examinar las razas de perros de una manera totalmente nueva. No sólo se puede determinar las especies ancestrales silvestres de las que nuestros perros son descendientes, sino que también es posible establecer una línea de tiempo que permite ver lo cerca que está una determinada raza del lobo primitivo del cual evolucionó. Esto se hace mediante un análisis llamado cladograma genético. Un cladograma es una especie de árbol genealógico evolutivo, con distintas ramas representando razas o especies caninas.

Este tipo de análisis muestra que hay una serie de razas de perros que evolucionaron directamente a partir de lobos primitivos y se han mantenido relativamente sin cambios desde la separación. Dichas razas son muy diferentes a las razas más modernas, que son producto de prácticas de cría controlada desde hace cientos de años. Si nos fijamos en el cladograma de abajo podemos ver que cercanas al lobo antiguo tenemos una serie de razas asiáticas: los Shar-Pei, Shiba Inu, Chow Chow y Akita. Un perro africano, el Basenji. Algunos derivados del Spitz, como el Husky Siberiano y el Malamute de Alaska y otros originarios de Medio Oriente, como el afgano Hound y el Saluki.
Todas las demás razas son más recientes, surgieron bastante más adelante y están lejos de su antepasado lobo primitivo.

razas de perros

Lobos y perros

Los temperamentos de lobos y perros son muy diferentes. Una de estas diferencias radica en la incapacidad de los lobos de formar apego con los humanos.
Varios estudios han demostrado que incluso un lobo criado desde muy pequeño por una persona, de adulto no mostrará el mismo comportamiento afectivo que un perro domesticado. Incluso los investigadores coinciden en que las razas de perros que están genéticamente más cerca de los lobos muestran menos afecto por las personas.

En este sentido, un equipo de investigación del Departamento de Ciencia Animal y Biotecnología de la Universidad de Azabu (Japón) y de la Universidad de Pennsylvania (EEUU) realizaron un amplio estudio que abarcó datos de casi 3 mil propietarios de perros en Japón y más de 10 mil en Estados Unidos. Para tal sondeo, se dio a cada dueño el cuestionario estándar C-BARQ (Canine Behavioral Assessment and Research Questionnaire) que mide una variedad de características del perro, incluyendo la agresión, afecto, apego, nivel de obediencia, etc.


Los investigadores encontraron que el apego y los comportamientos prosociales de las razas antiguas fueron diferentes a las puntuaciones de cualquier otra raza de orígenes más actuales. Al igual que los lobos domesticados, las razas de perros más primitivas mostraron un bajo nivel de afecto y perecen ser más emocionalmente indiferentes a los seres humanos con los que viven.

Según los autores del estudio, dichos datos nos brindan evidencias sobre la forma en que la domesticación de perros, y el desarrollo de las distintas razas, podrían haber ocurrido. Esto se debe a que, a pesar de la falta de apego que muestran estas razas, también es cierto que las reacciones agresivas y los niveles de miedo que demuestran hacia los humanos son relativamente bajos. Por lo tanto, esto sugiere que la domesticación de nuestros perros pudo haber implicado un proceso de dos etapas, la primera que incluyó la selección y cría de perros de baja agresividad y mínimas tendencias temerosas para ayudar al hombre en múltiples propósitos. Sólo más tarde, en la segunda etapa de domesticación, los seres humanos empezaron a prestar atención a los comportamientos porsociales y comenzaron a criar perros que mostraban comportamientos de más búsqueda de atención y apego hacia las personas.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/26680442



La respiración incide en la memoria y en ciertos comportamientos


Algunos descubrimientos ocurren por casualidad. Esto fue lo que le sucedió a un grupo de neurólogos del hospital Northwestern Medicine (Chicago) que hallaron que el ritmo de la respiración crea una actividad eléctrica en el cerebro humano que influye en, por ejemplo, juicios emocionales y recuerdos.
Estos efectos dependen críticamente de si la persona inhala o exhala, y si respira por la nariz o boca.


respiración nasal

En el estudio, las personas fueron capaces de recordar mejor un objeto si se les mostraba durante la inhalación que durante la exhalación, también eran capaces de identificar mejor distintas emociones faciales al momento de inspirar, que al momento de expirar. Dicho efecto desaparece totalmente si se respira por la boca.


La investigación

Los médicos descubrieron estas diferencias en la actividad cerebral mientras estudiaban a siete pacientes con epilepsia que estaban programados para una cirugía cerebral. La semana previa a las intervenciones, un cirujano implantó electrodos en los cerebros de los pacientes con el fin de identificar el origen de las convulsiones. Esto permite adquirir datos electrofisiológicos directamente de sus cerebros.
Lo que hallaron fue que las señales eléctricas registradas mostraron que la actividad cerebral fluctuaba con la respiración. Dicha acción ocurre en áreas cerebrales donde se procesan los recuerdos, las emociones y los olores.


Este descubrimiento llevó a los científicos a preguntarse si las funciones cognitivas típicamente asociadas con estas áreas cerebrales –en particular el procesamiento del miedo y la memoria- también podrían verse afectadas por la respiración.

La amígdala está fuertemente ligada al procesamiento emocional, en particular a las emociones relacionadas con el miedo. Así que los científicos pidieron a unas 60 personas que tomaran decisiones rápidas sobre expresiones emocionales mientras registraban su respiración. Al mostrarles imágenes de caras con expresiones de temor o sorpresa, los individuos debían indicar, lo más rápidamente posible, la emoción que expresaba cada rostro.

Cuando se observaron las caras durante la inhalación, las personas reconocieron los rostros temerosos más rápidamente que cuando se miraban las caras durante la exhalación. Pero no ocurría lo mismo con las caras que expresaban sorpresa. Dichos efectos disminuyeron cuando los individuos realizaban la misma tarea mientras respiraban por la boca. Por lo tanto, el efecto fue específico para estímulos temerosos sólo durante la respiración nasal.

En un experimento posterior dirigido a evaluar la función de la memoria (vinculada al hipocampo) las mismas personas observaron imágenes de objetos en una pantalla de ordenador y se les dijo que los recordaran. Más tarde, se les pidió que mencionaran esos objetos. Los investigadores encontraron que recordaban mejor si las imágenes se veían durante la inhalación.

Estos resultados implican que una respiración rápida puede conceder una ventaja cuando alguien se encuentra en una situación de peligro. Es decir, ante un contexto de alto riesgo, el ritmo de la respiración se hace más rápido, como resultado, gastaremos proporcionalmente más tiempo inhalando que cuando estamos en un estado de calma. Por lo tanto, la respuesta innata de nuestro cuerpo al miedo con una respiración más rápida, podría tener un impacto positivo en la función cerebral, y dar lugar a tiempos de respuesta más rápidos ante estímulos peligrosos en nuestro entorno.


Una de las principales conclusiones del estudio es que hay una diferencia dramática en la actividad cerebral durante la inhalación en comparación con la exhalación. Se ha descubierto que cuando inspiramos estamos estimulando neuronas en la corteza olfativa, la amígdala y el hipocampo, a través del sistema límbico.

Otra connotación potencial de esta investigación se encuentra en los mecanismos básicos de la meditación o ejercicios relajantes de respiración. Cuando se inhala se están, en cierto modo, sincronizando las oscilaciones cerebrales a través de la red límbica.


Referencia:
http://www.jneurosci.org/content/36/49/12448



No es cierto que el color rojo aumente el atractivo de las mujeres


En los últimos tiempos, uno de los consejos más respaldados por estudios para mujeres que estén buscando pareja, es que usen ropa roja. Algunas investigaciones, la mayoría de ellas con hombres que calificaban la apariencia de las mujeres, habían demostrado que la vestimenta de color rojo aumentaba el atractivo de ellas.
Las razones, se decía, que debían buscarse en nuestro pasado evolutivo (el rojo en el reino animal indica a menudo interés sexual o disponibilidad), esta idea estaba complementada con connotaciones culturales que vinculan al rojo con la pasión y el sexo.


vestido color rojo

Sin embargo, un equipo de investigadores holandeses e ingleses acaba de publicar en la revista "Evolutionary Psychology" que realizaron tres intentos a gran escala de replicar el efecto del rojo en el atractivo femenino, y los tres experimentos fallaron. El efecto del rojo no aumentó el atractivo en las mujeres en absoluto.

La simple imagen de que el rojo aumenta el atractivo, especialmente a los ojos de los hombres, ya había sido puesta en duda en un estudio publicado a principios de este año donde se demostró que, en realidad, los hombres no daban mejores propinas a las camareras vestidas de rojo, comparado con otros colores.


La investigación

Para los nuevos estudios, un grupo de psicólogos de la Universidad de Ámsterdam preguntaron a 206 estudiantes (todos heterosexuales excepto dos que se describieron como bisexuales) que juzgaran el atractivo de mujeres en una web de citas. Las mismas mujeres fueron mostradas usando una camisa roja, negra y blanca.
Los autores les solicitaron a algunos de los participantes que puntuaran a cada mujer en el contexto de una relación casual, de una sola noche. En cambio a otros en el contexto de una búsqueda de pareja a largo plazo.


Independientemente del contexto, las mujeres no fueron calificadas como más atractivas o sexualmente deseables cuando llevaban rojo. Además, los hombres dijeron que el color de la ropa era el factor menos significativo en sus juicios. En un segundo intento de replicación, los mismos resultados también se encontraron en una muestra de casi 200 hombres heterosexuales británicos.

A continuación, los investigadores intentaron una replicación más espontánea reclutando hombres directamente de la página de citas. Consiguieron que 433 individuos participaran del nuevo sondeo (una muestra 17 veces mayor del estudio que aseguraba que el rojo aumentaba el atractivo de las mujeres). Sin embargo, otra vez, los hombres no calificaron la receptividad sexual de las mujeres de manera diferente cuando estaban vestidas de rojo, que cuando estaban vestidas de otro color. Y esto se mantuvo igual a través de las diferentes edades, grupos sociales, razas e independientemente del estado sentimental actual del participante.

Estos nuevos estudios con resultados diferentes plantean la posibilidad de que haya habido un sesgo femenino en investigaciones anteriores, que provocaron los resultados positivos. Por ejemplo, que el rojo podría inducir a la mujer a comportarse de manera más coqueta, ya que se percibe a sí misma con una intención sexual más fuerte. De cualquier manera, aseguran los autores, si el color rojo tiene realmente un efecto sobre las preferencias masculinas, seguramente sea insignificante.


Referencias:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S002210311100299X
http://evp.sagepub.com/content/14/4/1474704916673841.full



Muchos de los genes que influyen en la personalidad también inciden en nuestra salud mental


genes personalidad

Gracias a estudios realizados en familias y gemelos sabemos que nuestra personalidad es heredada en alrededor del 40%. Los genetistas han hecho trabajos para encontrar las variantes genéticas específicas involucradas, pero debido a que cada una por sí sola ejerce una influencia modesta, este tipo de investigaciones no son nada fáciles ya que requieren de muestras enormes.

Un nuevo estudio ha hecho una contribución significativa, utilizando la técnica "Genome Wide Analysis" (análisis completo del genoma) un grupo de investigadores de la Universidad de California rastreó variantes genéticas que se correlacionaran con la personalidad. En total, se identificaron variaciones de seis marcadores genéticos que se relacionan con diferentes características de rasgos de personalidad, de los cuales cinco eran previamente desconocidos.
En un análisis separado, los autores del estudio también demostraron que muchas de las variantes genéticas involucradas en la personalidad se superponen con niveles de riesgo de desarrollar trastornos mentales.


La investigación

Los investigadores analizaron los genomas de cientos de miles de personas, incluidos clientes del sitio 23andme, un servicio que brinda información a personas sobre sus ancestros basados en su ADN, muy útil para este estudio, ya que la compañía también solicita a sus clientes completar cuestionarios que involucran datos de su personalidad.
Entre los biomarcadores identificados vinculados con la personalidad, el más influyente era el correlacionado con el neuroticismo, que está en el cromosoma 8 (específicamente 8p23.1) que se sabe que está involucrado en la formación del sistema nervioso y en el desarrollo de la ansiedad y la depresión.
Otro rasgo fuertemente relacionado fue la extraversión, que está vinculada con una región del cromosoma 12 (específicamente 12q23.3) que también se ha destacado en la investigación genética debido a su influencia en el trastorno bipolar.

Los investigadores también compararon las correlaciones de genes y personalidad en los registros del Consorcio de Genética Psiquiátrica (Psychiatric Genomics Consortium) una organización que reúne a investigadores de todo el mundo para realizar análisis a gran escala de datos genómicos. Los nexos genéticos entre la personalidad y la salud mental fueron sustanciales, es decir, muchas influencias genéticas en la personalidad también estaban implicadas en el riesgo de desarrollar diversos trastornos psiquiátricos.


Los hallazgos genéticos coincidieron en gran medida con este cuadro, por ejemplo, en términos de influencias genéticas compartidas, los rasgos de alta creatividad, trastorno bipolar y esquizofrenia tendieron a agruparse, al igual que el neuroticismo y la depresión, y la extraversión y el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad).

Otra prueba que los autores hicieron fue estimar la heredabilidad genética para cada uno de los rasgos. Basados en un análisis de más de un millón de variantes genéticas presentes en los 59 mil clientes de 23andme, los investigadores encontraron que la extraversión fue el rasgo más fuertemente heredable, con un 18% de variación. Seguido por el neuroticismo con el 11%, la franqueza con el 10%, la escrupulosidad con el 9% y la amabilidad con el 8%.
Cabe destacar que estas cifras corresponden exclusivamente a heredabilidad genética, no a la forma en que los genes interactúan con el medio ambiente.

La ciencia recién está comenzando a entender la genética de la personalidad y su relación con la salud mental. Si bien estos hallazgos son importantes, sólo son una pequeña pieza en un rompecabezas genético que en un futuro podría contribuir a tratar más eficazmente algunos trastornos psiquiátricos.


Referencia:
http://www.nature.com/ng/journal/vaop/ncurrent/full/ng.3736.html



¿Cuán temprano podemos identificar a un niño con rasgos psicopáticos?


Dijo una vez el filósofo John Locke que todos nacemos como "pizarras en blanco" y que cualquier escritura sobre estas pizarras que ocurra en los primeros años de vida, puede ser modificable. También el psicólogo William James aseguraba que la personalidad no se terminaba de definir hasta casi los 30 años.
Sin embargo, una reciente investigación de la Universidad de Michigan sugiere que los primeros signos de psicopatía pueden ser vistos en niños de tan solo dos años.


familia

Con respecto al comportamiento de algunos adultos con tendencias antisociales o psicopáticas, muchas personas dicen "se veía venir" citando ejemplos de dicho individuo durante su infancia tales como intimidar a otros niños, agredir a animales o cometer pequeños hurtos. Sin embargo, tal teorización se hace generalmente de manera retrospectiva. Sería mucho más interesante predecir la psicopatía en la edad adulta mediante observaciones en la infancia, para de esa forma intentar rectificar dicho comportamiento.

Para aclarar el significado de la psicopatía, la mayoría de las definiciones se basan en el modelo de Robert Hare, que distingue entre dos factores:

Factor1: Falta de empatía, afecto superficial, manipulador.

Factor 2: Incapacidad de demostrar remordimiento y sus comportamientos asociados (impulsividad, criminalidad).

Ambos factores pueden ser evidentes en la infancia, pero ¿cuán temprano?
Para responder a esta pregunta, los investigadores aprovecharon un conjunto de datos de una muestra que siguió a 731 niños a partir de los dos años y a sus padres, este seguimiento se extendió por nueve años y medio. Los investigadores se centraron en la clasificación CU (Callous Unemotional) un índice que mide los rasgos de insensibilidad, falta de empatía y carencia de emociones.

El equipo de investigadores solicitó a madres, padres y otras personas cercanas a los niños que clasificaran sus comportamientos a través de cinco ítems que forman parte de la tabla DC:

a.) El niño no se siente culpable después de un mal comportamiento.
b.) El castigo no cambia su comportamiento.
c.) El niño es egoísta, no comparte.
d.) El niño miente frecuentemente.
e.) El niño tiende a actuar solapadamente (comportamiento furtivo).


Los resultados

Los resultados revelaron que los niños que a los tres años de edad tenían una alta calificación en la escala DC, desarrollaron más adelante significativos problemas de conducta. Incluso las calificaciones DC de las madres de hijos de dos años ya fueron suficientes para predecir problemas de conducta posteriores. En el caso de cuidadores y maestros, los datos aportados a los tres años de edad ya se convirtieron en predictores fiables.


La respuesta a la pregunta sobre qué tan temprano se puede descubrir una psicopatología, parece ser casi tan pronto como la personalidad del niño empieza a surgir. Esto comienza a ser detectable a partir de los dos años de edad para los padres (especialmente para la madre) y a los tres años para otras personas cercanas al niño.

Los autores creen que estos hallazgos pueden tener valor preventivo cuando los niños muy pequeños son identificados como de cierto riesgo a desarrollar una psicopatía. Padres y tutores pueden tomar medidas para ayudarles a desarrollar maneras más prosociales, positivas y emocionales de relacionarse con los demás. Pero como señalan los investigadores, estas medidas se deben llevar a cabo en todos los ámbitos. En estos casos, es necesario tener en cuenta las características parentales, las prácticas de cuidado y el ambiente familiar para identificar los factores de riesgo. De esta forma se podrían maximizar las probabilidades de superar los rasgos de personalidad que ocasionarán problemas más adelante.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27056607



La importancia de saber que las personas pueden cambiar


Los seres humanos tenemos una clara tendencia a etiquetar a las personas por determinadas características que puedan mostrar. Pensamos en un individuo en particular como un nerd, un músico, un atleta, etc. Si bien estas etiquetas pueden ser un reflejo razonable de quiénes son ahora, también llevan una creencia errónea que dicho comportamiento refleja la esencia de la persona.


persona

Recuerdo haber visto una viñeta en un periódico en la que había dos presos sentados en una celda y uno le decía al otro "no eres un asesino, eres una persona que asesinó a otra persona". Más allá del toque de humor negro, dicha caricatura tenía algo de razón, porque al ser llamado asesino, se percibe como que es algo esencial al individuo.

Cuando alguien te trata mal, lo tomas como evidencia de que es una mala persona, y no como algo del momento o que ese comportamiento podría ser circunstancial. Sin embargo, la realidad marca que la personalidad y los rasgos de conducta de la gente son menos fijos de lo que pensamos y que estos cambian con el tiempo.


Cambios e investigación

El tema del que estamos hablando fue abordado a través de una investigación realizada por el profesor de psicología cognitiva de la Universidad de Texas, David Yeager conjuntamente con un grupo de colegas. El estudio examinó las correlaciones entre la creencia de si determinados rasgos de un individuo son fijos o variables y el estrés en estudiantes de secundaria (14 – 15 años) durante el transcurso de un año escolar.

Al comienzo del año, los estudiantes recibieron un breve cuestionario que evidenciaba la creencia de cada uno en el sentido de si la personalidad de las personas era inalterable o podía cambiar.
También se les realizó una prueba de su reacción ante una exclusión social. Esta prueba se realizó mediante un juego en red llamado "Cyberball", que consiste básicamente en pasarse una pelota entre individuos que están jugando desde distintos ordenadores. El juego estaba programado para que el estudiante que era parte de la investigación fuera excluido por los demás a los pocos minutos de comenzado, es decir, no le pasaban la pelota. Posteriormente a esto, los jóvenes debían calificar lo entretenido que había sido el juego, obviamente aquí los autores lo que estaban midiendo era el nivel de estrés de los estudiantes.

Finalmente, al terminar el año escolar, los participantes realizaron distintos cuestionarios que les informaban a los investigadores los niveles de estrés de la persona. También se les hicieron pruebas de salud física y además se analizaron las calificaciones estudiantiles de fin de curso.


Los resultados marcaron que los participantes que tendían a pensar que las personas pueden cambiar, se sintieron menos afectados al ser excluidos mientras jugaban al Cyberball. Además, sus niveles de estrés eran menores, su salud física era en general mejor que quienes percibían a la conducta como fija y, en promedio, presentaban mejores calificaciones al final del año.

Estos estudios plantean la posibilidad de que si los niños fueran entrenados para pensar que las características de la personalidad pueden variar a lo largo del tiempo, entonces podrían tener mejores calificaciones en la escuela.
¿Por qué esta idea podría funcionar? Los análisis estadísticos sugieren que creer que la personalidad puede variar conduce a una menor reacción a la exclusión social. El hecho de reaccionar con menos intensidad a la exclusión tiene efectos positivos en cascada a lo largo del tiempo, principalmente reduce los niveles de estrés y también tiene un impacto positivo en el rendimiento escolar.
En líneas generales, aquellos estudiantes que creen que el desempeño y comportamiento pueden cambiar, superan de mejor manera las dificultades académicas. Asimismo, los individuos con esta misma característica son más propensos a trabajar en recuperar la confianza después de haber tenido una mala experiencia con otra persona.

En última instancia, es importante darse cuenta que no se debe definir completamente a la gente durante toda su vida por su comportamiento pasado o actual.


Referencia:
http://psycnet.apa.org/journals/psp/106/6/867/



La atracción de los hombres hacia las mujeres varía con las estaciones


pareja

Los estados de ánimo y el comportamiento de los seres humanos cambian naturalmente a lo largo del año. Por ejemplo, algunas personas experimentan trastorno afectivo estacional, una forma de depresión que suele manifestarse en invierno, aunque en realidad, estos cambios psicológicos extremos son relativamente raros.

Sin embargo, las fluctuaciones estacionales menos perceptibles son realmente bastante comunes, incluso entre los individuos sanos. Dichos cambios pueden tener implicaciones visibles en nuestras vidas de pareja. De hecho, una investigación reveló que, al menos entre hombres heterosexuales, sus patrones de atracción hacia las mujeres varían con las estaciones.

En este estudio, 114 hombres con edades entre los 18 y 53 años, clasificaron el atractivo de varias mujeres cada tres meses a lo largo de todo un año. Específicamente, una vez por cada estación. A cada hombre se le solicitó que clasificara, mediante un sistema de puntajes, dos pares de fotos de personas del sexo opuesto. Una de las fotos sólo mostraba las caras de las mujeres, la otra era una imagen de cuerpo entero en ropa interior.


Los investigadores descubrieron que la atracción de los hombres por las caras femeninas no tuvo variaciones durante el curso del año. Sin embargo, la atracción por los cuerpos sí sufrió cambios: ellos se mostraban más atraídos por los cuerpos femeninos durante los meses más fríos.

Por otra parte, los hombres que estuvieron en una relación formal durante el curso de todo el estudio, reportaron fluctuaciones similares de cómo percibían a su pareja. Específicamente, los individuos tendían a pensar que su pareja era más libidinosa en invierno que en verano.


¿Cómo explicamos este patrón de resultados?

Para los investigadores, las causas son variadas. Una de ellas es que las personas llevan menos ropa en verano, y en particular en el caso de las mujeres, las prendas tienden a ser más sexys. Esto provoca que el estándar de comparación corporal sea mucho mayor cuando hace calor. Piense en ello de esta manera: debido a que todo el mundo está mostrando gran cantidad de piel durante el verano, los niveles que califican a alguien como "sexy" se establecen más arriba. En cambio, en invierno la piel ya no está tan visible, por lo que vuelve a ser más novedoso y emocionante de mirar.
El hecho de que las calificaciones faciales no cambiaran apoya esta teoría, dado que la gente ve caras durante todo el año, por tanto, el estándar de comparación facial siempre es bastante constante.

Otra causa que puede influir es que los niveles hormonales masculinos fluctúan estacionalmente. La hormona sexual masculina por excelencia es la testosterona, y esta se genera mejor en invierno. La síntesis de esta hormona en el organismo se produce a partir del colesterol y la época que más colesterol consumen las personas es durante el invierno.


¿Existe alguna consecuencia en el mundo real a partir de estos cambios?

Las tasas de natalidad tienden a alcanzar un máximo a finales del tercer trimestre y principios del cuarto (septiembre, octubre, noviembre) en el hemisferio norte y a fines del primer trimestre y principios del segundo (marzo, abril, mayo) en el hemisferio sur. Lo que significa que un número mayor a lo habitual de concepciones ocurre durante los meses de invierno.
Los diagnósticos de enfermedades de transmisión sexual tienden a alcanzar un máximo durante los meses de invierno. También, una investigación del año 2007 determinó que a los hombres les afecta más un rechazo sexual en invierno que en verano.

Se necesitan más estudios para determinar si los cambios estacionales en la atracción también se aplican a las mujeres y a personas de diferente orientación sexual. Sin embargo, las investigaciones ya existentes nos dan razones para sospechar que no es el clima lo único que varía con el cambio de estaciones.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/18773730



Epigenética: el bienestar del padre y la salud del hijo


Cuando una mujer está embarazada es fundamental que tenga hábitos saludables, no fumar, alimentarse adecuadamente, no consumir alcohol y mantenerse alejada de productos tóxicos, ya que esto puede influir negativamente en la salud del niño. Pero recientes estudios indican que el estilo de vida del padre al momento de la concepción también juega un rol fundamental.


padre hijo

¿Qué es la epigenética?

La epigenética es el estudio de cómo el entorno social y el estilo de vida pueden producir cambios en la expresión génica de una persona. Es decir, son interacciones entre genes y medio ambiente que se producen en los organismos.

En los últimos años, una amplia gama de investigaciones sobre este tema han advertido que la salud física del padre en el momento de la concepción puede afectar en gran medida la salud de su descendencia.

Uno de los últimos estudios, realizado por la Universidad de Copenhague, reafirma que determinadas características hereditarias se transmiten a los hijos sobre la base de ciertos aspectos del bienestar del padre al momento de la concepción.
Distintas circunstancias en el estilo de vida paterno parecen afectar la futura salud del niño. Algunas de estas características incluyen el peso corporal, la dieta y el ejercicio. Ser alcohólico o fumador también tiene un impacto epigenético perjudicial en el esperma del padre, y posteriormente, en la salud a largo plazo de su hijo.


Cambios en las células espermáticas

El estudio danés titulado "La obesidad y la cirugía bariática impulsan cambios epigenéticos en los espermatozoides humanos" revela que el porcentaje de grasa corporal de un hombre afecta la información hereditaria, dichas alteraciones se producen en las moléculas ARN del líquido seminal.

Los investigadores descubrieron que los espermatozoides de hombres flacos y obesos tienen diferentes marcas epigenéticas. También se hallaron diferencias entre hombres fumadores y no fumadores, y en hombres alcohólicos y aquellos que bebían moderadamente o no consumían alcohol.

Una de las variaciones más dramáticas de las expresiones génicas se produjo en las regiones cerebrales asociadas con el autocontrol (lo que incluye el control del apetito). Esta revelación podría ofrecer una explicación biológica de por qué los hijos de padres obesos tienen alta predisposición a la obesidad.


Lo que llevó a los investigadores a realizar este estudio fue el hallazgo de que en un pequeño pueblo nórdico se experimentó una severa hambruna hace varias generaciones, y que aún hoy existe un alto riesgo en sus descendientes de desarrollar enfermedades metabólicas, como por ejemplo, diabetes. El estrés nutricional de aquellos individuos fue trasmitido epigenéticamente a las sucesivas generaciones.

¿Qué razones evolutivas existen para que se produzcan estos cambios, por ejemplo, para que el porcentaje de grasa corporal de un padre sea significativo para su descendencia? La teoría más aceptada por los científicos es que en tiempos de abundancia es una forma instintiva de alentar a los niños a comer más y ganar peso. Pensemos que la obesidad es un problema muy reciente en la evolución humana y que hasta hace sólo algunas décadas la capacidad de almacenar energía era una ventaja para resistir infecciones y hambrunas.


Salud y descendencia

La investigación epigenética está abriendo grandes posibilidades para crear estrategias que pueden ayudar a mermar algunos problemas de salud, como la diabetes, la obesidad, enfermedades cardíacas, etc. en las generaciones futuras. Características genéticas que se pensaban que eran inmodificables, de hecho, pueden ser maleables.

Si bien la investigación sobre epigenética todavía está en sus comienzos, hoy en día se sabe que hay niños que presentan predisposición a ciertas patologías debido a determinadas influencias paternas, independientemente de su madre.

Es de esperar que esta creciente evidencia científica inspire a los futuros padres a llevar una vida más sana, a hacer más ejercicios y a comer más saludablemente antes de concebir un hijo.


Referencia:
http://www.cell.com/pb-assets/journals/research/cell-metabolism/on/cmet1935_r.pdf



¿Por qué es más difícil hablar cuando nos miran directamente a los ojos?


Aunque el procesamiento verbal y el contacto visual parecen independientes, las personas frecuentemente apartan sus ojos de los interlocutores durante una conversación. Veamos por qué ocurre.


mirar

Seguramente has notado que cuando alguien te está hablando es común que en un momento interrumpa el contacto visual. Del mismo modo, cuando nosotros estamos explicando algo a alguien o contándole algo, es normal que por momentos miremos a un lado de sus ojos para poder concentrarnos mejor en lo que estamos diciendo. Según una investigación, esto sucede porque el contacto visual tiene un impacto en nuestros procesos de control cognitivo. Esencialmente, la mirada recíproca es tan estimulante para la mente que puede ser difícil mantener una conversación fluida y mantener el contacto visual al mismo tiempo.

En investigaciones anteriores ya se había demostrado que el contacto visual interfiere con otras tareas de la mente, como las que involucran a la imaginación visual.
En este nuevo estudio, dos científicos japoneses, Michio Nomura y Shogo Kajimura exploraron si el contacto visual también interfiere con nuestra capacidad de trabajar con verbos en diferentes pruebas de conversación. Y si esto ocurre en todos los casos o sólo cuando la tarea de generación de verbos se hace más difícil.


La investigación

Las pruebas consistieron en solicitarle a un grupo de participantes (26 personas, de ambos sexos) que miraran directamente a la cara de un extraño que aparecía en una pantalla de ordenador. Dichas caras miraban directamente al participante, también aparecían algunas caras con una mirada esquiva, es decir, con los ojos levemente desviados hacia un costado. Cabe aclarar que no eran imágenes congeladas las que aparecían en el ordenador, sino caras parpadeando y respirando naturalmente. En cada sondeo el participante debía mirar fijamente el rostro que aparecía en la pantalla, y su vez, oír un sustantivo que le decían los investigadores. Su tarea consistía en responder en voz alta un verbo que pudiera usarse con dicho sustantivo para armar una oración.

Los autores utilizaron una serie de sustantivos, algunos más fáciles y otros más difíciles de relacionar. Otra cosa que se tuvo en cuenta era si la asociación verbal era la más adecuada, o no, para ese sustantivo.
Por poner un ejemplo, el sustantivo "cerveza" está fuertemente asociado al verbo "beber", por tanto se considera una relación fácil y adecuada.


Los resultados mostraron que los participantes fueron mucho más lentos con las caras que hacían contacto visual, que con las caras que evitaban la mirada directa, sin embargo, el efecto era mucho más fuerte con las asociaciones verbales difíciles.

Los investigadores expresaron que si bien el contacto visual no interfiere directamente con los procesos mentales específicos relacionados con la generación de verbos, sí lo hace con los tiempos de ejecución, que los vuelve más dilatados. Por tanto, los resultados son consistentes con la idea de que el contacto visual drena recursos cognitivos más generales, como por ejemplo, el habla. Es por eso que cuanto más complicada es la historia que estamos contando (o la excusa que estamos poniendo) es probable que seamos más propensos a interrumpir el contacto visual.


Referencia:
http://www.sciencedirect.com/science/article/pii/S0010027716302360



¿Por qué ante un delito algunas personas tienden a culpar a la víctima?


Ocurre muchas veces que algunas personas otorgan cierta responsabilidad de un delito a la o las víctimas. ¿Qué lleva a un individuo a razonar de esta forma? Veamos lo que dice una investigación.


hurto

Por ejemplo, ante una mujer víctima de una agresión sexista, es probable que aparezcan comentarios de gente que diga que le ocurrió porque iba vestida en forma provocativa, o víctimas de robos que son recriminadas por las pertenencias que llevaban o por el lugar por dónde caminaban.

¿Existe alguna característica en particular que haga que ciertas personas sean más propensas en culpar a la víctima? Esta pregunta fue el motivo de una investigación realizada por las psicólogas Laura Niemi y Liane Young de la Universidad de Harvard.

Las autoras sugieren que esto está vinculado con la forma en que la gente percibe su relación moral con la sociedad, y que generalmente se adoptan dos orientaciones bastante marcadas. Por un lado, algunas personas dan gran importancia al individuo, es decir, otorgan gran valor a la equidad y al cuidado de todos los miembros de la comunidad.
En cambio, otras personas tienden a creer más en la solidez con que la gente debe conectarse con la sociedad, estas personas suelen poner su énfasis en la obediencia a la autoridad y la responsabilidad social.

Las autoras sostienen que las personas de la segunda orientación son más propensas a preocuparse por las personas que se destacan en su grupo, y las víctimas suelen destacarse del grupo. En este caso, cuando más fuerte es esta orientación, más tiende el individuo a culpar a la víctima por el delito.


La investigación

Durante los estudios, un grupo de participantes voluntarios de ambos sexos leyeron artículos de periódicos sobre distintos tipos de delitos. Algunos hablaban sobre delitos sexuales y otros estaban relacionados con atracos y hurtos. En realidad, el tipo de delito no afectó el patrón general de los resultados.

Los participantes llenaron varios cuestionarios que evaluaban algunos aspectos de su visión de la sociedad, incluyendo política y religiosidad (que no tuvieron efectos constantes sobre los resultados). También se analizaron las bases morales y su enfoque hacia el resto de los individuos de la sociedad, evaluando el tipo de perspectiva, si éste estaba más asentado en las personas o en la responsabilidad social.

Las autoras encontraron que las personas que tendían a relacionarse con la sociedad desde la perspectiva de la responsabilidad social eran más proclives a culpar al damnificado. De hecho, esta orientación es más fuerte que otros tipos de manipulación que se sabe que afectan el grado en que la gente culpabiliza a las víctimas. Por ejemplo, estudios anteriores mostraron que cuando la descripción del delito se centra en las acciones de la víctima por sobre las del criminal, la gente tiende a otorgar mayor responsabilidad a la víctima por lo ocurrido, que cuando la descripción se centra en el agresor. Es más, uno de los estudios realizado en esta investigación manipuló la descripción de los delitos.

Los estudios de este trabajo sugieren que las creencias de la gente acerca de la relación entre los sujetos y la sociedad, afecta a la forma en que tratan a las víctimas de un delito. Cuando las personas se centran en la equidad entre los individuos, posteriormente a una acción criminal, se enfocan en las necesidades del damnificado. En cambio cuando las personas creen más en la autoridad y la responsabilidad, entonces muestran cierta tendencia a culpar a las víctimas por ser partícipes de acciones que provocan transgresiones de las normas sociales.


Referencia:
http://psp.sagepub.com/content/42/9/1227.abstract



La tendencia a asumir que somos moralmente superiores a los demás


En determinadas situaciones, el ser humano tiene una tendencia bien marcada a considerarse mejor que la media, por ejemplo, al conducir un vehículo. Esto también se aplica a nuestra propia moralidad, más fuertemente que a otros aspectos de nosotros mismos. Una nueva investigación muestra lo irracional de este comportamiento.


moralidad

Existen algunos contextos donde tiene sentido ver tus propias cualidades como excepcionales. Lo más obvio es cuando hay una comprobación clara, por ejemplo, si tu Coeficiente Intelectual es de 140, cuando el promedio general es de 100.
La segunda, es cuando te crees que eres bueno en un rasgo, que no debería ser normal en los demás. Es decir, si a mi me parece que tengo una fuerza física peculiar, no tiene sentido asumir que todo el mundo tiene esa habilidad también.

Pero en otros contextos, es irracional suponer que algunas de nuestras habilidades son inusuales. Imaginemos que una persona siente un cariño especial por los perros, sabiendo que una gran cantidad de gente tiene una afición por los animales, que dicha persona presuma que es particular en esa área sería irracional. En estos casos, tendría más sentido obviar su propia clasificación o conceder altas estimaciones a todo el mundo. Este equilibrio se denomina proyección social: si yo lo hago bien, probablemente la mayoría de la gente lo haga bien también.


Una investigación

La pregunta que propone una reciente investigación sobre este tema es, en comparación con otros rasgos, ¿cómo vemos nuestra propia moralidad? Si la percibimos como especial o como en el ejemplo del apego canino, es decir, socialmente proyectamos y asumimos que los demás son como nosotros.

Los investigadores reclutaron a 270 participantes y les solicitaron que se calificaran a sí mismos y a la persona promedio sobre 30 rasgos. Dichos rasgos estaban divididos en tres partes: moralidad (honestidad, principios, etc.) sociabilidad (amabilidad, comunicación con los demás, etc.) y capacidad (trabajador, cualificación, etc.)

Los autores calcularon las proyecciones que hicieron los participantes de sí mismos y del promedio en cada uno de los rasgos. Lo que los investigadores sabían de antemano era que los participantes, si actuaban de manera lógica, cuanto más alto se clasificaban ellos en un determinado rasgo, entonces, mayor calificación debería recibir la persona promedio en dicho rasgo.

En general, los participantes actuaron con proyección social, salvo en el ámbito de la moralidad, donde los puntajes fueron notoriamente más altos que el promedio. Por ejemplo, en el rasgo "confiabilidad" los individuos se calificaron con una media de 6.1 mientras que al promedio le otorgaron sólo 4.3.
Otros rasgos como la amabilidad y la competencia también fueron muy apreciados, pero no se inflaron sus puntuaciones de la misma manera. Es decir, somos especialmente propensos a considerarnos como moralmente superiores.


Generalmente, los desajustes entre la percepción de sí mismo y la de los demás tienen una base racional, a excepción de cuando se trata de moralidad, donde nos alejamos de la realidad, en parte por nuestro deseo de ser de cierta manera y porque tendemos a racionalizar nuestras motivaciones, cosa que no hacemos con otras personas.

Desde el descubrimiento de este tipo de "ilusiones positivas", los investigadores habían deducido que éstas tendían a apuntalar nuestro bienestar. Sin embargo, en los estudios más recientes, estas mejoras irracionales de superioridad moral no están asociadas con una mayor felicidad o autoestima. Tal vez, lo que buscamos es que el sentimiento de superioridad moral nos otorgue cierto sosiego mental, pero, en última instancia, esto no ocurre. Algo para tener en cuenta en los tiempos que corren.


Referencia:
http://spp.sagepub.com/content/early/2016/10/06/1948550616673878.abstract



Cómo influyen los rasgos de personalidad en el atractivo físico


¿En qué medida puede un rasgo de personalidad compensar la falta de atractivo físico? ¿Qué perfiles de personalidad hacen percibir a la persona como más o menos atractiva? Veamos lo que dicen algunas investigaciones.


pareja atractivo personalidad

Las personas extrovertidas son generalmente más optimistas y socialmente más seguras ¿esto las puede hacer más atractivas a los ojos del sexo opuesto? O quizás por el hecho de parecer habladoras y egocéntricas pueden ser percibidos por algunas personas como menos interesantes. Asimismo, los individuos con rasgos introvertidos, más callados y reflexivos, también pueden tener sus puntos a favor y en contra.

En los últimos años ha habido una serie de investigaciones que examinaron la influencia de la personalidad en el atractivo físico. Por ejemplo, en un estudio de Aron, Lewandowski y Lee (2007) pidieron a un grupo de participantes heterosexuales de ambos sexos que clasificaran el atractivo físico de personas del sexo opuesto mediante la observación de fotografías. Posteriormente, se les volvió a mostrar las mismas imágenes, pero esta vez con información inherente a la personalidad del individuo. Dicha información evaluaba distintos rasgos: extraversión, introversión, grado de neuroticismo, nivel de amabilidad, etc.
Como era de imaginar, la información sobre personalidad produjo cambios significativos en las calificaciones de atractivo. Por ejemplo, la información negativa tuvo más impacto que la información positiva, y dicho impacto fue más pronunciado en la opinión de mujeres que en los hombres.

Otra investigación fue la realizada por Swami y Greven, dónde se examinó el poder relativo de tres tipos de datos (peso corporal, proporción cadera-cintura y personalidad) sobre la calificación de atractivo.
Lo que se encontró fue que la personalidad, específicamente el rango introversión-extraversión, tuvo un efecto similar al peso corporal pero el doble que la proporción cadera-cintura. Como era de esperar, encontraron a la extraversión más atractiva que la introversión.

Otro dato interesante hallado en esta investigación fue que la información de rasgos de personalidad específicos tenía relativamente poco efecto sobre el tamaño y forma del cuerpo en el rango de "poco atractivo", pero sí tuvo un efecto importante sobre los rangos considerados "atractivos". Es decir, si la persona es catalogada por la otra parte como poco atractiva, la personalidad no ayuda, pero si la persona está en el rango "normal" de atractivo físico, la personalidad puede tener un efecto muy significativo.

¿Por qué algunos rasgos se perciben como físicamente más atractivos que otros? Un estudio del profesor Daniel Nettle intentó hacer una descripción de los costos y beneficios de los rasgos de personalidad más distintivos. Veamos los resultados.

Extraversión: Los individuos extrovertidos son más sociables y tienden a tener más apoyo en su red de amistades, esto los hace socialmente más capacitados lo que los lleva a tener una mayor confianza. Estas personas son tomadores naturales de riesgos. Este tipo de actitudes se refleja en una mayor cantidad de parejas sexuales, mayor éxito de apareamiento y mayor descendencia. Sin embargo, también son más propensos a la infidelidad, lo que sugiere una mayor inestabilidad en las relaciones. Esto último hace percibir a la persona muy extrovertida como menos atractiva si se piensa en una relación de largo plazo, pero más interesante para una relación de corto plazo.

Introversión: Los introvertidos son menos sociables pero más estables. Tienen menos probabilidades de encontrar pareja, pero en general, llevan un estilo de vida más seguro, lo cual es mejor para la crianza de sus hijos. Ciertamente, el atractivo de las personas introvertidas aumenta cuando se piensa en una relación a largo plazo.

Alto neuroticismo: Estas personas son más propensas a estar ansiosas, deprimidas, fóbicas y a sentirse culpables. Es menos probable que tengan buenas relaciones profesionales y empleos de larga duración. Sin embargo, son socialmente vigilantes, cautelosas y con aversión al riesgo. Los neuróticos son muy conscientes de los cambios sociales sutiles (y posiblemente amenazadores), esto puede ser un mecanismo de supervivencia ante ciertos ambientes. Están muy interesados en sus propias emociones, pero también en las de los demás, lo que las convierte en personas altamente sensibles. El neuroticismo reduce la percepción de atracción física en ambos sexos, pero más entre las mujeres.

Bajo neuroticismo: En general, son personas estables y equilibradas emocionalmente. Pueden ser poco confiadas y tratan de evitar los riesgos sociales. También pueden ser más insensibles a las ansiedades y preocupaciones de quienes les rodean, por lo tanto, no tienen gran cantidad de amistades. En ocasiones son vistos como altamente competitivos, esto aumenta la sensación de atractivo físico sobre todo entre las mujeres.

Receptividad: Las personas altamente receptivas están asociadas con la intuición, la imaginación y la curiosidad. También se sienten atraídas por lo poco convencional, esto es un buen predictor aptitudes artísticas e innovadoras. A menudo se los cataloga como creativos. Estas personas suelen ser altamente apreciadas por los demás ya que se les considera muy interesantes, por tanto, tienen una amplia red de relaciones, lo que le posibilita tener una mayor cantidad de parejas. Los niveles de creatividad moderados a altos se asocian con el atractivo, en parte porque la creatividad es altamente valorada en muchos entornos.

Amabilidad: Las personas amables son empáticas, confiadas, apreciadas y valoradas entre sus amistades. La sensibilidad es un rasgo altamente estimado en estas personas. Sin embargo, ser demasiado confiado, particularmente de individuos egocéntricos, podría ser contraproducente. La mayoría de las personas amables son altamente valoradas, lo que es un plus para su atractivo físico.

Escrupulosidad: Las personas con alta escrupulosidad son consientes, trabajadoras y ordenadas. Demuestran autocontrol y tienden a ser altamente éticos. Pueden estar orientados hacia la superación. No es ninguna sorpresa entonces, que este rasgo es uno de los más exitosos en cuanto a la vida educativa y profesional. Planean para el futuro y están felices de trabajar para la obtención de beneficios en el largo plazo. A este tipo de gente le gusta trabajar y estudiar con personas similares a él. El principal inconveniente de la alta escrupulosidad está asociado con el perfeccionismo y el dogmatismo social. A veces, este rasgo también puede ser una reacción a la baja capacidad en entornos competitivos. En general, este rasgo está asociado positivamente con el atractivo físico, pero es mucho más valorado por las mujeres que por los hombres.



El niño pequeño y su comportamiento de reciprocidad social


Seguramente, si en algún momento has jugado con un niño pequeño te habrás dado cuenta que él cree que si no te ve, entonces tú tampoco le puedes ver. Y que generalmente también funciona de la forma inversa, es decir, si una persona tiene los ojos vendados, muchos niños de hasta cuatro años dirán que no pueden ver a esa persona.


niña jugando

Los científicos explican que este comportamiento tiene que ver con la importancia que los niños otorgan a la mirada recíproca, lo que también refleja una conexión especial con la persona que están interactuando o jugando, en el sentido de que si no hay reciprocidad visual, ninguna de las dos partes puede ver a la otra.

Ahora, un artículo publicado en la revista "Cognition and Development" (cognición y desarrollo) ha demostrado que este comportamiento es más extenso de lo que se pensaba. Los niños en edad preescolar también son propensos a pensar que si no pueden oírles o hablarles, porque los oídos o boca de la persona con la que están interactuando están tapados, entonces ellos tampoco pueden oírles o hablarles.

Las psicólogas Allie Khalulyan y Henrika Moll, de la Universidad de California, realizaron dos investigaciones con decenas de niños de entre tres y cuatro años.
Algunos de los experimentos incluyeron a las autoras del estudio sentadas delante de los niños y una de ellas utilizando sus manos o algún accesorio (como auriculares o una venda) para cubrir sus propios ojos, oídos o boca. Entonces, la otra experimentadora le preguntaría al niño "¿Puedes hablar con Allie?" o "¿Puedes ver a Allie?".

Alrededor del 70% de las veces, si los ojos de la investigadora estaban cubiertos, los niños dijeron que no podían verla. Los resultados también mostraron un comportamiento similar para escuchar y hablar, aunque en menor medida. Si las orejas de la experimentadora estaban cubiertas, ya sea con sus manos o auriculares, entonces aproximadamente la mitad de los niños indicaron que no podrían oírle en el caso que ella les hablara.
Con la boca ocurrió algo similar, cuando una de las investigadoras se cubría la boca, la mitad de los niños dijeron que no podían hablarle.

Otras pruebas demostraron que esto responde a modalidades específicas. Es decir, si la boca de la investigadora estaba cubierta, entonces la mayoría de niños dijeron que podían ver a la persona, pero que no podían hablar con ella. Las psicólogas probaron que los niños no estuvieran malentendiendo las preguntas indagándolos sobre las capacidades perceptivas de la experimentadora, por ejemplo, si ella tenía los ojos vendados los niños respondieron con una precisión del 100% si la podían ver o no, pero no mencionaban nada sobre oír o hablar. Estas diferencias en las respuestas indican que habían interpretado las preguntas correctamente, o sea, que se trataba de sus propias capacidades, no las de la investigadora.


Al parecer, los niños consideran la reciprocidad social no sólo al hacer juicios sobre si pueden o no ver a alguien, sino también al considerar otras formas de compromiso, como las que involucran a la audición y al habla. Las investigadoras dicen que para ellos, relacionarse con otras personas implica que la percepción o comunicación debe fluir en ambos sentidos. Es decir, a menudo los niños pequeños consideran que es imposible relacionarse con alguien que no pueda relacionarse simultáneamente con ellos.

Las autoras de la investigación añadieron que es probable que en un futuro cercano se estudien estos mismos comportamientos en niños con diferentes grados de autismo, ya que es común que muestren un menor contacto visual y, por lo general, dan menos importancia a la reciprocidad social.


Referencia:
http://www.tandfonline.com/doi/abs/10.1080/15248372.2016.1243116



Sueles llegar tarde a lugares que conoces pero no a los desconocidos ¿cierto?


¿Por qué solemos llegar tarde a los lugares que frecuentamos, pero no tanto a los que no nos son familiares? El resultado de una investigación quizás nos aclare esta particular situación.


llegar tarde

Todos tenemos trayectos preestablecidos que son parte de nuestra vida cotidiana, ya sea el camino al trabajo, al lugar de estudio, etc. ¿Cómo afecta esta familiaridad en la manera en que el cerebro interpreta dicha distancia y nuestra capacidad de movernos a través de ella?

Una investigación de la Universidad College de Londres nos dice que una mayor familiaridad con una determinada zona nos hace sobreestimar su extensión física, en esencia, en una representación mental detallada de dicho espacio solemos percibirla más grande. Pero a su vez, esta misma familiaridad nos hace más propensos a distorsionar el tiempo de llegada hacia dichos destinos.

De hecho, este estudio publicado en la revista "Hippocampus" sugiere que la familiaridad espacial alarga nuestra percepción de las distancias físicas, y que tiene el efecto contrario en nuestros juicios sobre los tiempos de viaje a través de ese espacio. Es decir, subestimamos cuánto tiempo nos tomará viajar a través de rutas familiares. Esta particularidad mental nos proporciona una explicación de porqué tan a menudo llegamos tarde a lugares a los que asistimos habitualmente.


La investigación

Un grupo de estudiantes extranjeros que vivían en el mismo edificio ubicado en el barrio de Bloomsbury en Londres, fueron reclutados de manera voluntaria para el estudio. Los autores del sondeo les solicitaron a dichas personas que dibujaran un mapa del área donde residían en una hoja A4.

Los estudiantes (7 mujeres y 13 varones) ya tenían cierto conocimiento del área. Una imagen del edificio fue marcada en la hoja A4 como forma de guía. Ellos debían dibujar la parte superior de la hoja representando al sur, esto para evitar que hicieran un dibujo de memoria, ya que en los mapas el norte siempre está en la parte de arriba.
A continuación contestaron preguntas sobre el tiempo estimado de caminata desde su edificio a diferentes lugares. Finalmente se les mostró una imagen satelital de la zona y se les pidió que marcaran los recorridos por los que se trasladaban habitualmente.

Mirando la forma en que los estudiantes esbozaron los trayectos, los investigadores hallaron que habían dibujado las áreas más conocidas demasiado grandes en comparación con las zonas que les eran menos familiares. Pero en cambio, subestimaban el tiempo de caminata por las rutas más conocidas en comparación con las menos conocidas.


Esto parece una contradicción, los estudiantes esperaban llegar más pronto a destinos que en sus propios bocetos se veían como distancias más largas. Este es un resultado que plantea varias preguntas interesantes acerca de cómo la familiaridad de un trayecto afecta la representación del espacio y el tiempo en el cerebro.

Los investigadores discutieron varias posibles explicaciones, incluyendo que existen sistemas neuronales separados para calcular la distancia y el tiempo en recorrer un trayecto. Relacionado con esto, los autores también creen que juzgamos el tiempo de un recorrido que nos es familiar en base a la experiencia, mientras que calcular esto mismo pero de un área poco conocida, no se puede apelar a la experiencia sino que debe ser reconstruida en nuestro cerebro a partir de una representación espacial del área.

En definitiva, quizás ya tengamos la excusa perfecta para la próxima llegada tarde al trabajo... "lo siento, mi cerebro tiene problemas con los recorridos que le son conocidos".


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/27770476



La sabiduría de la infancia


No se trata de subestimar el rol de los adultos en la vida de los niños, pero a decir verdad, los adultos exageran considerablemente su papel en el desarrollo de los niños. Es que tendemos a percibir la educación de los pequeños desde un punto adulto-centrista.


niños jugando

Obviamente que los adultos son importantes en la vida de los niños, ellos necesitan alimentación, vivienda, amor, etc. Pero en ciertos procesos, por ejemplo, la educación o la socialización, ellos tienden a mirar a otros niños como modelo, más que a los adultos.


Infancia y adaptación

¿Has notado cómo los gustos de los niños, como la ropa, la manera de hablar, la música, etc. tienen mucho más que ver con los comportamientos de otros niños? Los niños están cognitivamente diseñados para prestar atención a los otros niños, para tratar de encajar con ellos, para ser capaces de hacer lo que ellos hacen y para saber lo que ellos saben. A través de la historia de la humanidad, así fue como los niños se fueron educando, y en gran medida, cómo se educan hoy, a pesar de nuestros intentos fallidos por detener este proceso y tratar de educarles al gusto de los adultos.

En cualquier civilización que los antropólogos han observado la interacción de sus sociedades, hallaron que existen como dos culturas, la de los adultos y la de los niños. Estas dos culturas, por supuesto, no son completamente independientes una de otra. Ellas interactúan e influyen mutuamente, y los niños, a medida que crecen, poco a poco van entrando en la cultura de la edad adulta. Estas culturas infantiles pueden entenderse, hasta cierto punto, como formas de práctica, donde los niños ensayan diversos modos de ser y los construyen y modifican de acuerdo a sus habilidades.


Los investigadores advirtieron que en las sociedades de cazadores-recolectores, los niños a partir de los cuatro años pasaban la mayor parte de su tiempo con otros niños, lejos de los adultos. O sea, durante miles de años, ese fue el principal medio de socialización y educación infantil.

En nuestros días, cuando un niño se muda de ciudad o de país, a un lugar de diferentes culturas y tradiciones, una de las primeras tareas que emprende instintivamente es aprender los juegos y costumbres de los niños del lugar, para poder ser parte de ellos.

Existen varios factores por el cual, a través de la evolución humana, los niños han tenido una fuerte inclinación para pasar el mayor tiempo posible con otros niños y evitar a los adultos. Y no es tan difícil ver las razones, ya que hay muchas lecciones valiosas que aprenden de otros niños, veamos algunas:


Comunicación

En las culturas occidentales modernas, los adultos son muy condescendientes con los niños, sus comunicaciones con los críos son frecuentemente deshonestas. Consideremos que un adulto le pide a un niño de cuatro años que le diga de qué color es un juguete de color rojo. Esta no es una pregunta honesta, ya que conoce la respuesta, por lo que su pregunta no es realmente una pregunta, se trata de una prueba. O considere que un adulto le dice a un niño "que artista maravilloso eres" mientras mira sus garabatos.
Los niños nunca se dan falsos elogios entre sí, ellos se relacionan, en gran medida, en un contexto donde las comunicaciones tienen un significado real, cómo por ejemplo, cuando discuten las reglas de un juego. Como práctica para la comunicación futura, esto es mucho mejor que las "conversaciones" que los niños suelen tener con los adultos. Es por esta razón que los niños, por lo general, confían más en sus amigos de una manera que no ocurre con sus padres o maestros.


Independencia y audacia

Por lo general, a partir de los cuatro años o un poco más, los niños quieren alejarse de sus padres y otros adultos y pasar más tiempo con otros niños, donde pueden representar formas de ser que no podrían ejecutar en presencia de adultos. Muchas veces, los niños se erigen como si estuvieran en oposición a los adultos, a menudo deliberadamente y de manera adaptativa. Incluso los niños pequeños comienzan a utilizar malas palabras, desobedeciendo deliberadamente los dictados de los mayores. Es decir, se deleitan burlándose de los adultos encontrando maneras de violar sus reglas. Esta es una señal de valor en pos de obtener la independencia necesaria para hacer frente a situaciones que forman parte de la vida, también están aprendiendo a manejar el miedo.
En los juegos entre niños, ellos crean sus propias actividades y resuelven sus propios problemas, en vez de depender de una poderosa figura autoritaria adulta, este es uno de los puntos altos de jugar sin mayores. En tales jugos tienen que oficiar de adultos, precisamente porque no hay adultos presentes. Es decir, el juego es un espacio de práctica de la vida adulta, que los adultos echan a perder cuando intervienen y tratan de ser útiles.


Entender el propósito y capacidad de las reglas

Una diferencia fundamental entre los juegos de adultos y los de niños, es que los de adultos, por lo general, se rigen por reglas preestablecidas fijas, mientras que los niños ven las reglas como modificables. Por ejemplo, cuando los adultos juegan al fútbol, tratan de seguir un conjunto de reglas que tiene ese deporte. Por el contrario, cuando los niños juegan van creando reglas a medida que el juego avanza, incluso, si no hay un adulto presente, cuando juegan juegos que ya tienen sus reglas.
El psicólogo Jean Piaget señaló que los niños desarrollan una comprensión más sofisticada de las normas cuando juegan con otros niños, que cuando juegan con adultos. Con los adultos tienen la impresión de que las reglas son fijas, que vienen de una autoridad y no se pueden cambiar. Pero cuando los niños juegan entre sí, debido a la naturaleza más equitativa de la relación, se sienten más libres de desafiar las normas, lo que a menudo conduce a una negociación y a un cambio de reglas. De esta manera aprenden que las reglas no son fijadas por una entidad superior, sino que son mecanismos para hacer la vida más justa y placentera. Piaget decía que los niños aprendan este concepto era una piedra angular de la democracia.


Construcción de habilidades y valores a partir de comportamientos de adultos.

Incluso diferenciándose de las normas de los adultos, los niños imitan sus comportamientos y los adaptan. Ellos incorporan en sus juegos muchas de las habilidades y valores que observan en los mayores. Por ejemplo, en las sociedades de cazadores-recolectores el principal juego de los niños era jugar a la caza, pero no jugaban juegos competitivos como los niños de hoy (aunque los niños de hoy no lo hagan en el grado de competitividad que lo hacen los adultos).
Los niños, mediante juegos, no sólo imitan lo que observan de los adultos, más bien interpretan lo que perciben y ensayan variaciones para darle sentido. Esto es en lo que, fundamentalmente, se basa cada nueva generación, en lugar de simplemente replicar las costumbres de la generación de sus padres. Esto se ilustra hoy en el afán de los niños en aprender a utilizar los últimos adelantos tecnológicos, que a menudo van por delante de sus padres, ya que la cultura infantil se centra en la adaptabilidad, en las cosas que son importantes para el mundo en el que están creciendo.
Los adultos de todas las generaciones se lamentan por el hecho de que sus hijos no juegan de la misma forma en que jugaron ellos cuando eran niños, y esa es una de las razones más importantes por la que los niños tienen que alejarse de los adultos a la hora jugar: para poder hacerlo de forma adaptativa.


Tratar a los demás como iguales

En cuanto a la interacción, la principal diferencia entre adultos y niños tiene que ver con el poder. La interacción de un niño con un adulto siempre va a estar desequilibrada. Si los niños van a crecer y convertirse en adultos positivos para la sociedad, tienen que aprender a llevarse bien con los demás como iguales, y esto, en su mayor parte, sólo lo pueden practicar con otros niños, no con adultos. Una de las cosas más importantes de la infancia es aprender a llevarse bien con sus iguales, y en sus juegos, lo practican constantemente, es decir, prestar atención a las necesidades de otra persona, compartir, negociar que se respeten sus ideas y las de otras personas, etc. Esta puede ser la más importante de todas las habilidades que el ser humano debe aprender para una vida exitosa. Sin esta capacidad no es posible tener un matrimonio feliz, amigos o socios que cooperen en el trabajo.
La necesidad de aprender a lidiar con los demás en una relación de igualdad es la razón principar por la cual los niños necesitan crecer jugando con otros niños.


Los adultos y la sabiduría de la infancia

Los adultos de las sociedades de cazadores-recolectores parecían entender, o quizás lo hacían por una cuestión de necesidad, que los niños debían crecer con poca interferencia de los adultos. Esta comprensión comenzó a disminuir con la aparición de la agricultura, la propiedad de la tierra y las organizaciones jerárquicas de poder. A partir de allí, los adultos comienzan a ver como un deber promover la obediencia entre los niños, lo que a menudo implicaba la eliminación de la influencia de otros niños y la subordinación a la autoridad del adulto. Los primeros sistemas de enseñanza obligatoria, que fueron los precursores de nuestras escuelas de hoy, se crearon para tal fin.
Si hay un padre de las escuelas modernas, es el pastor August Hermann Francke, que desarrolló un sistema de enseñanza obligatoria en la Prusia del siglo XVII, que posteriormente fue copiado a lo largo de Europa, América y el resto del mundo.
Algunas instrucciones de Francke decían "Es necesario romper con la obstinación natural del niño mediante el seguimiento y la supervisión constante, ya que los jóvenes no saben como regular sus vidas y se inclinan naturalmente hacia un comportamiento inactivo y pecaminoso."

Hoy podemos decir que la premisa subyacente de la política de los adultos hacia los niños que pregonaba Francke, todavía está viva. De hecho, las fuerzas sociales han conspirado para hacerla más efectiva. Los padres se han convencido de que es peligroso e irresponsable permitir que los niños jueguen solos, sin la presencia de mayores. Al aumentar la cantidad de tiempo pasado en la escuela, la ampliación de tareas, la presión por altas calificaciones y la sustitución del juego libre por la casi siempre supervisión de un adulto, es el cóctel perfecto para evitar la práctica de la independencia, el trato igualitario y todas las demás cosas que los niños practican mejor con otros niños, que con los adultos.