El efecto Kafka: la conexión entre el absurdo y la inteligencia


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Hace unos años, investigadores de la Universidad de Columbia Británica (Canadá) realizaron un estudio con un grupo de personas a las que se les pidió que leyeran un cuento de Kafka. Antes de comenzar la lectura, dicho grupo fue dividido en dos, el primero leyó el cuento "un médico rural", una historia típicamente kafkiana, con sus idas y vueltas que muchas veces parecen no tener ningún sentido.
Al segundo grupo, en cambio, se les hizo leer una adaptación del mismo cuento pero mucho más simplificado, es decir, una historia más fácil de entender y que tenía mucho más sentido.

Posteriormente, los dos grupos realizaron distintos ejercicios de estimulación cognitiva, por ejemplo, detección de patrones de letras ocultos en distintos párrafos o la búsqueda de sinónimos para diferentes palabras.
Lo que encontraron los investigadores fue que los individuos que habían leído la historia más confusa, obtuvieron casi el doble de puntaje en dichas pruebas.

Algo similar sucedió en otro estudio cuando a un grupo de voluntarios se les hizo ver una película de David Lynch con una trama bastante absurda, en cambio otros participantes miraron unos dibujos animados.

¿Qué ocurre en estos casos? ¿Ver, leer o vivir algo absurdo o sin sentido puede hacernos más inteligentes?
Lo que ocurre es que un grupo de funciones cerebrales llamado red de prominencia se activa para encontrar otros patrones que le creen un sentido a la trama. Una vez que comienza, el cerebro no deja de buscar hasta localizar algo que llene ese vacío.

Este efecto es lo que sucede cuando las personas son estimuladas para explorar nuevas ideas porque sucedió algo que no acaba de ser explicado por las mismas viejas historias que tienen incorporadas. Por ejemplo cuando una persona sufre un evento traumático, antes de eso, probablemente el individuo funcionaba con piloto automático basándose en su procesamiento intuitivo, pero a partir del incidente, este efecto puede ser crucial para la creación o el restablecimiento de un nuevo significado para su vida.

Una situación bastante común en nuestros días para algunas personas es la pérdida del empleo, lo que para muchos es una verdadera calamidad, para otros puede ser el descubrimiento de una nueva personalidad, más audaz y convertirse en el punto de partida para una idea que genere un nuevo negocio. A veces, es una tragedia personal lo que hace que la gente descubra un propósito. La psicóloga Marie Forgeard describió en un artículo como numerosos supervivientes del genocidio de Ruanda se han convertido en músicos y creativos artistas como parte de esa experiencia de recuperación.

Esta idea nos brinda todas las razones para creer que los hallazgos de ideas creativas no son una excepción en la naturaleza humana, sino que en realidad, también pueden ser el resultado neurológico de un cambio inesperado. Es justamente allí, en esos períodos de desorden, de miedo y de búsquedas donde muchas ideas innovadoras comienzan a tomar forma Y nadie sabía mejor esta verdad que Franz Kafka quien a finales de 1912, uno de los períodos más oscuros y creativos de su corta vida, le dijo a un amigo "la historia salió de mi como un verdadero nacimiento humano, cubierto de tierra y lodo".

En estos casos, tal vez el caos sea parte de la recompensa. Quizás ese desorden es precisamente la razón por la cual nos sentimos tan vivos, tan humanos, en esos momentos en que nuestros cerebros finalmente conectan los puntos entre situaciones confusas y creaciones hermosas.



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