Mujeres inteligentes: capacidad vs confianza


Las mujeres saben muy bien que, prácticamente, todas las profesiones están dominadas por hombres, y que laboralmente se encuentran en una clara desventaja. Además, muchas veces están subestimadas y mal pagadas. Las investigaciones indican que ellas tienen que posicionarse en niveles extraordinariamente altos sólo para mostrarse como moderadamente competentes, en comparación con sus compañeros masculinos.


mujer inteligente

Pero las mujeres inteligentes y talentosas rara vez se dan cuenta que uno de los obstáculos más difíciles que tendrán que superar es la forma en que juzgan sus propias capacidades.

Es muy probable que las mujeres que hoy son profesionales exitosas, fueran alumnas brillantes en la escuela. En el año 1980, la psicóloga Carol Dweck llevó a cabo una serie de estudios con niños y niñas de alto coeficiente intelectual que cursaban el quinto grado escolar en Estados Unidos. Uno de los ejercicios consistía en hacerles resolver tareas nuevas, difíciles y confusas para ellos.
Lo que se halló fue que las niñas, cuando se les daba algo que era complejo o extraño, lo abandonaron enseguida, y cuanto mayor era el coeficiente intelectual más propensa era en desistir rápidamente. Por el contrario, los niños encontraban el trabajo nuevo y difícil como un reto, como algo energizante. Ellos eran más propensos a redoblar esfuerzos, en lugar de darse por vencidos.

¿Por qué ocurrió esto? En general, a nivel de quinto grado, las niñas superan a los niños en todos los temas, incluyendo matemáticas y ciencia, por tanto, la diferencia no estaba en la capacidad. La única diferencia se hallaba en la manera en que estos niños y niñas inteligentes interpretaron las dificultades. Y distintas investigaciones nos dan el motivo de esta diferencia: la mayoría de las veces, las niñas inteligentes consideran que sus habilidades son innatas e inalterables, mientras que los niños inteligentes creen que pueden desarrollar sus capacidades a través de la práctica.


¿Cómo se forman estos conceptos dispares?

¿De qué forma niños y niñas desarrollan estos diferentes puntos de vista? Lo más probable es que tenga que ver con el tipo de formación que recibimos de nuestros padres y maestros en la infancia.
Las niñas, que desarrollan su autocontrol antes y a menudos son reconocidas por su "bondad", cuando hacen algo bien en la escuela se les dice que son "tan inteligentes" o "muy buenas estudiantes". Este tipo de alabanzas implica que rasgos como la astucia, la inteligencia o la bondad sean cualidades que se tienen, no que se construyen.

En cambio, los varones, que por lo general son menos disciplinados, muchas veces para padres y maestros tratar de que se queden quietos y presten atención significa un verdadero reto. Como resultado, los niños obtienen más retroalimentación que hace hincapié en el esfuerzo, por ejemplo, "Sólo si prestas atención podrás aprender esto".

El resultado a estos diferentes criterios es que cuando hay que aprender algo nuevo y resulta verdaderamente difícil, las niñas lo toman como una señal de que no son inteligentes. En cambio los niños lo toman como una señal de que deben prestarle más atención y esforzarse más.

Estas creencias (inconscientes) continúan a lo largo de la vida, y debido a que las niñas inteligentes son particularmente propensas a ver sus habilidades como innatas e inmutables, estas llegan a ser mujeres muy duras juzgando sus propias capacidades, y muchas veces concluyen prematuramente que no tienen la capacidad necesaria para determinada tarea, y se dan por vencidas demasiado pronto.

Incluso si se eliminasen todas las desventajas externas que tiene profesionalmente una mujer –desigualdad de oportunidades, machismo, equilibrar trabajo y familia- todavía tendrían que lidiar con esta creencia errónea.
Cuando se trata de dominar cualquier habilidad, la experiencia, esfuerzo y persistencia son fundamentales. Así que si usted era una alumna brillante, es el momento de echar un vistazo a esta creencia (errónea) sobre el funcionamiento de sus capacidades, asumir el hecho de que siempre se puede mejorar y tener la confianza necesaria para hacer frente a cualquier desafío.



Mostrándole tus dedos a la ciencia


Mediante la observación de los dedos índice y anular de una persona, la ciencia puede determinar la predisposición al estrés y ansiedad, o la probabilidad a determinadas aptitudes físicas.
Es sabido que los adultos cuyo dedo índice es más corto que el anular, se debe a que fueron expuestos a una mayor cantidad de testosterona cuando se encontraban en el útero materno. Tanto hombres como mujeres con esta característica, en promedio, están en mejores condiciones para resolver tareas de memoria espacial y otros trabajos mentalmente exigentes. También tienen mejores capacidades físicas y atléticas, pero a su vez, son más propensos a padecer ciertos trastornos como el síndrome de Tourette o el trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH).


dedos

Tanto los niños como las niñas están expuestos a la testosterona en el útero, aunque cada uno tiene diferentes niveles de hormonas sexuales masculinas y femeninas. Algunos varones poseen gran cantidad de testosterona, otros tienen menos. Lo mismo se aplica para las mujeres. Y es este nivel de testosterona en el útero lo que determina la longitud de los dedos en la adultez.


42 mujeres y una gota de testosterona

El investigador del Instituto Noruego de Ciencia y Tecnología (NTNU), Carl Pintzka, es el autor junto a un grupo de colaboradores, de un estudio en el cual indaga la manera en que funciona el cerebro de hombres y mujeres en función del nivel de testosterona.
Una de las pruebas consistió en medir la longitud de los dedos de las manos de 42 mujeres. A la mitad de ellas se les dio una gota de testosterona en la lengua, la otra mitad recibió un placebo. Posteriormente, las participantes tenían que resolver diversos trabajos mentales, algunas de estas tareas consistían en navegar por un laberinto virtual o girar mentalmente diferentes objetos tridimensionales.
Previo a los ejercicios, los autores tomaron muestras de sangre de cada participante, antes y después de la distribución de la testosterona y el placebo.

Las mujeres que obtuvieron los mejores puntuaciones en las tareas espaciales y matemáticas, eran las que tenían más altos niveles de testosterona. Según los investigadores, una característica general hallada en la investigación fue que los altos niveles de testosterona se correlacionaron con mejores habilidades en faenas que, por lo general, los hombres hacen mejor, como tareas de memoria espacial y del sentido de la orientación. Por el contrario, los bajos niveles de testosterona se asociaron con mejores habilidades femeninas, como tareas de memoria verbal o recordar listas de palabras.
Pero estas diferencias hormonales también afectan el riesgo a desarrollar algunas enfermedades relacionadas con el cerebro. Por ejemplo, los estudios muestran que altos niveles de testosterona se correlaciona con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades que son más comunes en los hombres, como el TDAH, el autismo o el síndrome de Tourette. En cambio, los bajos niveles de testosterona están asociados con un mayor riesgo de desarrollar enfermedades que son más comunes en mujeres, como ansiedad y depresión.


En el caso de los hombres, un dedo índice más corto (mayor cantidad de testosterona) está asociado con mejores niveles de inteligencia espacial, cálculos matemáticos, pero también mayores probabilidades de cáncer de próstata. Asimismo, la testosterona da forma a los rasgos faciales, es decir, a mayor cantidad de esta hormona, más probabilidades de tener un rostro más masculino. Una investigación de la Universidad de Oxford indicó que los hombres con dedos anulares más largos son más propensos a ser infieles y a ser menos amables con las mujeres.

Esta relación entre los niveles de testosterona y el tamaño de los dedos, está asociada a una diferencia en la densidad de receptores para el estrógeno y la testosterona en los distintos dedos dentro del útero materno. También se ha demostrado que esta correlación se mantiene relativamente estable después del nacimiento, lo que implica que es este equilibrio hormonal fetal lo que determina esta concordancia.


Referencia:
http://theticker.org/finger-length-reveals-personality-traits



Los adolescentes rechazan la comida chatarra si los alimentos saludables se enmarcan como un acto de rebeldía


Coca Cola, patatas fritas, hamburguesas, etc. se han transformado en componentes básicos de la dieta de muchos adolescentes. Como sabemos, la producción de comida chatarra se ha convertido en un negocio multimillonario. Estas empresas, muchas veces, lanzan costosas campañas publicitarias protagonizadas por estrellas del espectáculo o el deporte, que generalmente son los ídolos de aquellos jóvenes que tratan de atraer y que cada vez muestran más altas tasas de obesidad. Pero, ¿puede existir alguna forma de que los adolescentes rechacen este tipo de alimentos?


comida chatarra

Ahora, un estudio a gran escala publicado en PNAS, ha intentado un enfoque innovador para cambiar la actitud de los adolescentes hacia una alimentación más saludable, y los resultados son prometedores.
Un grupo de investigadores de la Universidad de Chicago argumentó que los intentos anteriores no han tenido éxito debido a un simple defecto: se centran en un futuro más saludable, y al parecer, esto no es suficiente motivación para los adolescentes. Por el contrario, esta reciente investigación se apoya en el instinto de rebeldía y autonomía que poseen los jóvenes, además del valor que le dan a la justicia social.


El estudio

Los investigadores reclutaron a más de 500 adolescentes de entre 13 y 14 años de dos escuelas de las ciudades de Chicago y Texas. A un grupo de ellos (grupo de control) se les dio la charla tradicional que brinda la Salud Pública de Estados Unidos sobre este tema.
Por el contrario, otro grupo recibió una intervención de este innovador experimento. A este último grupo se le dio charlas sobre la industria alimentaria, más concretamente sobre las engañosas estrategias de manipulación que utilizan para hacer de la comida chatarra más adictiva y a presentar los productos como más saludables. La exposición también explicaba cómo las campañas publicitarias se dirigen específicamente a personas muy jóvenes y pobres, causando un daño a estos grupos más vulnerables. También se les hacía ver que la mejor forma de luchar contra estas empresas era comprando menos alimentos procesados.
Por último, se les pidió a los estudiantes que escribieran un ensayo sobre el tema, como forma de asegurarse que los adolescentes se identificaran con el mensaje.

Algunos días después, en un contexto aparentemente no relacionado, se les ofreció a todos los estudiantes una selección de aperitivos (se les dijo que era en recompensa por el duro trabajo durante el reciente período de exámenes). Los adolescentes del estudio prefirieron mayoritariamente las opciones más saludables, tales como frutas o agua. En cambio, los jóvenes del grupo de control eligieron principalmente refrescos y galletitas.

Como consecuencia, el grupo del estudio consumió, en promedio, unos 4 gramos menos de azúcar que el grupo de control. Esto equivale a una cucharada de azúcar y más del 10% de la ingesta diaria recomendada. Además, durante la semana siguiente, las cámaras de seguridad de las escuelas mostraron que estos jóvenes estaban notoriamente menos tentados a comprar refrescos azucarados.

Cabe destacar que los resultados del estudio tampoco encontraron diferencias significativas entre el grupo de control y estudiantes que no habían participado de ninguno de los dos grupos. Esto quiere decir que, solamente con educar a los adolescentes sobre los efectos para la salud de la comida chatarra, no parece dar ningún resultado.

Un dato importante es saber cuanto duró este efecto en los participantes: entre 2 y 10 días (siempre observando las compras que se hacían dentro de los establecimientos). Mientras que en algunos se extendió sólo un par de días, en otros fue más prolongado. Sin embargo, estos resultados muestran que es posible encontrar nuevos enfoques para reducir la alimentación poco saludable entre los jóvenes. Queda por saber si, en al menos algunos de ellos, este efecto tuvo una duración de largo plazo o si en todos los casos fue un efecto fugaz.
De cualquier modo, al menos ya sabemos que la asociación entre una dieta saludable y los valores propios de la adolescencia podría ser una vía favorable para prevenir la obesidad.


Referencia:
http://www.pnas.org/content/113/39/10830.full



La felicidad y los límites del cuerpo


felicidad

Es bastante común que, en la búsqueda de la felicidad, nos comportemos de manera egocéntrica: quiero un helado, quiero ver mi programa de televisión favorito, quiero a esa mujer o ese hombre como pareja. Este principio hedónico puede conducir a estados placenteros (cuando se consigue lo que se desea) o a situaciones desagradables si las cosas no salen como se pensaba.

Esta lucha por el placer personal conduce posteriormente, en función de las circunstancias, a estados fluctuantes de felicidad. Confiar demasiado en estas recompensas externas (no necesariamente controlables) puede conducir fácilmente a la infelicidad.
Cuando crecemos, debemos aprender que el mundo no ha sido creado para satisfacer nuestras necesidades personales. Un bebé si puede experimentar tal dicha en la medida de que cada vez que llora obtiene alimento, es decir, experimenta el mundo como una gratificación inmediata. Pero más tarde, a medida que transcurre la infancia, asimilamos que no estamos en el paraíso cuando una y otra vez no recibimos aquello que esperamos. De esta forma aprendemos a tolerar la frustración.

Recientemente, Michael Dambrum profesor e investigador de la Universidad Blaise Pascal (Francia) y un grupo de colegas desarrollaron un modelo de felicidad basado en el egocentrismo-desinterés. En esencia, dicho modelo desarrolla una idea de cómo aprendemos a ser adultos felices. Básicamente sostiene que el egocentrismo se desarrolla cuando percibimos a nuestro yo como mucho más importante que el de los demás. En este caso, el "yo" se experimenta con un límite nítido, centrado en sí mismo y bastante separado de los demás.
Contrariamente a esto, cuando la percepción de uno mismo es más flexible, existe una sensación de separación más débil con el mundo circundante y una mayor conexión con otras personas. Este "yo" desinteresado da como resultado un estado más dinámico de aceptación, lo que deriva en una felicidad más auténtica.


De hecho, las investigaciones en psiquiatría han demostrado que aquellas personas que hacen un uso excesivo de la palabra "yo" en su vocabulario muestran mayores niveles de angustia y depresión. Por supuesto que no todo el mundo que está centrado en uno mismo tiene inestabilidades mentales, pero un fuerte egocentrismo viene con un costo, de una manera u otra.

La investigación

En el estudio publicado en noviembre del año pasado, Dambrum muestra empíricamente que una disolución de los límites del cuerpo durante la meditación conduce a una mayor felicidad. Curiosamente, los participantes de la investigación no tenían experiencia alguna en meditación, todos ellos eran estudiantes universitarios.
La tarea consistía en seguir las instrucciones de una grabación de 20 minutos de duración con instrucciones para meditar. Al mismo tiempo, se seleccionó a otros estudiantes (grupo de control) a los que sólo se les dio instrucciones de que se recostaran en una posición de descanso, pero sin meditar.
Al comparar los dos grupos, se hizo evidente que los estudiantes que habían meditado sentían sus límites corporales más difusos y estaban notoriamente más felices y relajados que el grupo de control.

¿Por qué ocurre esto? Inicialmente, cuando meditamos, se siente una sensación más fuerte del cuerpo, pero con el paso de los minutos, se va perdiendo el sentido del yo corporal y se entra en lo que se denomina "flujo de meditación". Lo que el profesor Dambrum demostró es que, incluso personas sin experiencia en meditación, en un corto período de tiempo pueden entrar en un estado donde la sensación del "yo" es menos dominante y por tanto se aumentan los niveles de felicidad.

Se sabe que, por ejemplo, el Mindfulness (o atención plena) puede ayudar a tratar diversos trastornos del estado de ánimo. Uno de los mecanismos para su eficacia podría estar en la reducción del egocentrismo.
Estos resultados también tienen implicaciones para otro enfoque que actualmente la psiquiatría está investigando: la utilización del llamado "tanque flotante" o "tanque de privación sensorial". Consiste de un pequeño tanque de agua con alta concentración de sal (para que el cuerpo flote) y a temperatura corporal. No se oye nada a excepción de la propia respiración y exhalación. Debido a que la persona flota en agua que tiene la misma temperatura corporal, la piel pierde el sentido del límite del cuerpo, y después de un rato, el individuo se siente relajado y de buen humor.


tanque flotante

Algunos investigadores le llaman a esta técnica "meditación instantánea" porque después de un corto tiempo cualquier persona puede entrar en estados de conciencia que, por lo general, sólo lo logran los meditadores experimentados: disminución del sentido del yo, pérdida de la noción del tiempo y mayor sintonía con el entorno.

Recientemente se ha comenzado a probar la eficacia del tanque flotante en personas con trastornos mentales, ya que los primeros resultados proporcionan cierta evidencia de que esta técnica (que favorece la perdida del sentido del contorno corporal) puede ayudar en el tratamiento de algunos trastornos del estado de ánimo.


Referencia:
http://psycnet.apa.org/journals/gpr/15/2/138/



Adicción vs placer


Las adicciones y el placer son generalmente percibidos como parte de una misma ecuación. La razón de esto es que las formas más comunes de adicción, como consumir drogas, beber alcohol, los juegos de azar, etc. son vistos a menudo como actividades placenteras. Esta conexión superficial ha conducido a la conclusión de que cualquier individuo que está profundamente impulsado a beber, a consumir drogas y así sucesivamente, lo hace por la búsqueda de placer. Lo que también lleva a pensar que los adictos son unos hedonistas inmorales que persiguen el placer personal sin importar el costo de quienes les rodean, o incluso el suyo propio.
Este concepto, por supuesto, es un error.


adicciones

La adicción no se trata de placer, a pesar de que, incluso, algunas personas que padecen una, crean que lo es. Muchos individuos que sufren de alcoholismo me han dicho que su consumo es fácil de explicar: simplemente les gusta el efecto del alcohol. Pero una simple reflexión muestra una discordancia con este razonamiento: a casi todo el mundo le gusta el efecto del alcohol. De hecho, a muchas personas les agrada esa sensación después de haber bebido algún trago, pero la mayoría no son alcohólicas. Por tanto, el placer de beber no puede ser la explicación del alcoholismo.
Sabiendo esto, hay una regla simple para tener en cuenta: si usted sólo bebe porque le gusta, entonces no es un alcohólico (estoy utilizando el alcoholismo como ejemplo, esta regla se aplica a todos los comportamientos adictivos).

Existe otra razón por la cual un comportamiento (y el placer derivado de este) no puede ser explicado desde la adicción. Pongamos al alcohol nuevamente como ejemplo, si el placer es la razón por la cual un alcohólico bebe, entonces debería detener su consumo (o moderarlo) una vez que le empiece a causar problemas, tal como detendría el consumo de ciertos alimentos una persona a la cual su médico le dice que tiene diabetes. Después de todo, quienes padecen una adicción no son intrínsecamente más autodestructivos que nadie. Es decir, sus vidas pueden ser arruinadas por la adicción, pero en otros aspectos son tan razonables y reflexivos como el resto de los mortales. Sin embargo, no pueden controlar el comportamiento adictivo. Es evidente que hay algo diferente y más profundo que el placer lo que les está motivando.

Los factores que impulsan una conducta adictiva son, de hecho, completamente diferentes a la búsqueda de placer. Los componentes detrás de una adicción están vinculados a la necesidad evolutiva de escapar, de salir de una trampa, de revertir sentimientos abrumadores de impotencia. Las adicciones alivian temporalmente estos sentimientos. Es por esto que las personas que tienen adicciones no tienen freno, a pesar del daño que hacen a otros y a sí mismos. Desde el punto de vista emocional están respondiendo a una unidad mucho más importante que la preocupación por un riesgo. A esto hay que sumarle las alteraciones neurológicas debido a los abusos que sufren los adictos de larga data.

Las adicciones son, en realidad, una forma muy común de tratar de hacer frente a sentimientos de impotencia intolerables. Cuando los mecanismos de supervivencia funcionan mal, tal como ocurre con una adicción, los llamamos síntomas. La adicción no es más ni menos que un síntoma psicológico, una manera de lidiar con un estado emocional difícil, al igual que con otros síntomas que todos tenemos. No tiene nada que ver con la búsqueda del placer.

Comprender esto podría servir de ayuda para poner fin al desprecio con que generalmente se trata a los adictos, y debería ayudar también a poner fin al desprecio con que los adictos, frecuentemente, se tratan a sí mismos.



Estado vegetativo, comunicación y neurociencia


Algunas personas en estado vegetativo pueden seguir comunicándose, veamos los nuevos conceptos en neurociencias al respecto.


estado vegetativo

Producto de un accidente automovilístico, Juan Fernández sufrió un trauma severo de cráneo, su vida corría grave peligro. Por suerte, los médicos lograron salvarle la vida, sin embargo, cuando Juan salió del coma no mostró reacciones a estímulos, no podía responder preguntas ni seguir órdenes, tampoco respondía a estímulos dolorosos en la piel ni podía fijar la mirada en objetos. Por estas razones, su diagnóstico fue 'estado vegetativo'.

Hasta no hace mucho, la opinión generalizada acerca de estos pacientes era que la luz de la conciencia se había apagado, que lo que queda es un cuerpo vacío sin mente ni conciencia. Este punto de vista nos induce a gastar menos recursos en ellos. Pero como veremos, esta idea no es correcta.

Nuestra conceptualización actual acerca de los trastornos de conciencia se basa, en gran medida, en pruebas de comportamiento. Aparte del coma, un estado de inconsciencia que casi nunca es una condición crónica, los dos principales trastornos de conciencia son el estado vegetativo y el estado de conciencia mínima.
Un paciente en estado vegetativo respira por su cuenta, abre los ojos y tiene ciclos regulares de sueño y vigilia. En cambio, un paciente en estado de conciencia mínima tiene un nivel fluctuante de conciencia, puede agarrar objetos y producir gestos o vocalizaciones inteligibles, pero sólo ocasionalmente y de manera inconsistente. La comunicación significativa con el paciente no es posible.

Si consideramos solamente las pruebas de comportamiento, la idea de "apagón de la conciencia" podría ser correcta. Pero aquí es donde entra a tallar la neuroimagen.
Imagínese que, varios meses después del accidente, la familia de Juan da su consentimiento para que sea sometido a una serie de pruebas de escáner de imagen de resonancia magnética (MRI). Mientras Juan estaba en el escáner se le dijo, a través de auriculares, que se imaginara jugando al tenis, deporte que practicaba, y después de un minuto se le pidió que dejara de pensar en el tenis. Pasados unos segundos se le pidió que se imagine caminando por su casa, y de nuevo, después de un corto tiempo se le pide que pare.

Los investigadores descubren que el cerebro de Juan se comporta exactamente igual que los cerebros de personas sanas. El patrón de activación hemodinámico (el flujo de sangre en el cerebro) que el escáner visualizó en el cerebro de Juan es prácticamente igual al de cualquier individuo. Este resultado se reprodujo una y otra vez.
Esto significa que Juan posee un cierto nivel de conciencia y capacidades cognitivas relativamente bien conservadas, ya que puede seguir órdenes verbales e imaginar actividades bastante complejas, a pesar de no haber una conducta manifiesta que se pueda observar.


En términos generales, los estudios más avanzados que se han realizado sobre este tema son los llevados a cabo por la Unidad de Cognición y Ciencias del Cerebro de la Universidad de Cambridge, estos han demostrado que casi el 20% de los pacientes en estado vegetativo, en realidad, no sólo son capaces de entender sino que además tienen una vida mental compleja.

Incluso un número limitado de pacientes eran capaces de utilizar la prueba de imágenes mentales para comunicarse con los investigadores con respuestas mediante activación hemodinámica. Las preguntas hechas por los investigadores (por ejemplo ¿es Manuel el nombre de tu padre?) fueron contestadas correctamente por los pacientes en la mayoría de estos casos.

Dichos resultados indican que una minoría significativa de pacientes en estado vegetativo, en realidad, conservan algunas capacidades cognitivas: pueden escuchar nuestras voces y entender lo que les queremos decir, incluso contestar preguntas. Esta imagen contrasta con la visión de que estas personas están desprovistas de una vida mental.
La nueva perspectiva nos obliga a profundizar en la investigación neurocientífica con el fin de utilizar modelos viables y estándares de neuroimagen en la práctica clínica, y para proporcionar rehabilitación cuando el pronóstico sea prometedor. A veces, las lucen interiores están en pie y es ineludible ayudar a estos pacientes atrapados en sus propios cuerpos.


Referencia:
http://www.nejm.org/doi/full/10.1056/NEJMoa0905370#t=article



La ciencia de coquetear


Es probable que usted se considere a sí mismo como fiel y que nunca engañaría a su pareja. Aún así, es posible que se involucre en coqueteos no intencionales. ¿Es posible comunicar, sin querer, que se está sexualmente disponible? Cuando se trata de ciertos mensajes no verbales, inclusive sin darse cuenta, la otra persona puede asumir que usted habla en serio. El coqueteo es un hecho en muchas interacciones sociales, incluso (o especialmente) entre personas que no se conocen entre sí.


coquetear

Jeffrey Hall, experto en comunicación humana y profesor de la Universidad de Kansas, examinó junto a un grupo de colegas los comportamientos verbales y no verbales con los que se definieron 5 estilos básicos de coqueteo que las personas más suelen utilizar. De acuerdo con Hall, existen diferentes estilos de coqueteo, lo que llamó "forma única de comunicar el interés romántico". En otras palabras, la personalidad de cada individuo determina la forma de expresarle a otra persona su atracción hacia ella. Es decir, todo el mundo coquetea, pero existen diferentes maneras.


La investigación

En estudios anteriores, Hall y sus colaboradores habían desarrollado una medición que se relacionaba con el interés sexual de una persona fuera de una relación formal. Pero ahora decidieron que sería más revelador evaluar las formas de coquetear con un extraño, en personas de ambos sexos.
Los autores del estudio formaron más de 50 parejas, estudiantes universitarios en su totalidad (hombres y mujeres que no se conociesen previamente y que no estuviesen en una relación) para habar entre ellos durante 10 minutos. Para asegurarse que la conversación girara sobre determinadas cuestiones, los investigadores dieron a los participantes algunos temas para discutir en el transcurso de la interacción. Al final, cada estudiante llenaba un formulario que le servía a los autores para evaluar que tan físicamente atraído se había sentido cada participante con su compañero/a de conversación.

Esta breve interacción dio a los investigadores un montón de datos verbales y no verbales que se fueron analizando posteriormente (los encuentros habían sido grabados). Las puntuaciones acerca del comportamiento incluían movimientos corporales tales como meneos de cabeza y brazos, cruce de piernas, posturas más cercanas o lejanas, gestos, etc. Además se evaluaron comportamientos más sexuales como mirar ciertas partes del cuerpo, cortejar, morderse los labios o efectuar una postura sugerente. Las calificaciones de conversación incluían el tono de voz, el grado de animación con que se dialogaba o el nivel de cordialidad al hablar.

Después de desmenuzar todos los datos obtenidos a partir de estas clasificaciones, Hall y sus colegas fueron capaces de identificar cinco tipos diferentes de comportamientos relacionados con la manera de coquetear. Veámoslos:

1.) Físico: Los individuos que son más proclives al coqueteo físico son aquellos que tienden a tocar, aunque sólo sea de manera sutil, a aquellas personas que encuentran atractivas. En el caso de las mujeres, ellas tienden a “expandir” sus cuerpos moviendo sus manos más lejos del cuerpo y moviendo la cabeza con frecuencia durante la conversación. Sorprendentemente, en el caso de los hombres, a aquellas mujeres que encontraban atractivas las miraban menos y rara vez le decían un cumplido o piropo.

2.) Tradicional: Las personas que se inclinan por el coqueteo tradicional (tanto hombres como mujeres) son quienes creen que es el hombre el que debe hacer el primer movimiento. En este caso, como se vio en el estudio, los hombres eran más proclives al flirteo, también eran de mirar a los ojos sin quitar la vista y de inclinarse más hacia su pareja. En cambio, las mujeres de esta categoría eran más de usar un lenguaje jovial como su principal medio de comunicación.

3.) Sincero: En este rango se incluyen a aquellas personas que parecen tener un interés verdadero con la otra persona, quizás pensando en una relación de largo plazo. Este tipo de individuos, en ambos sexos, tienden a revelar circunstancias y datos personales más temprano. En cuanto al comportamiento, los hombres tienden a mostrar un lenguaje más serio y las mujeres a mostrar una mirada más seductora.

4.) Cortés: Son aquellos individuos que no les gusta coquetear demasiado y que prefieren tomarse un tiempo para conocer a alguien. Sus interacciones con una nueva persona tendrán un carácter más formal y educado. Si incluso está físicamente atraído por alguien, no va a hacer un movimiento para acercarse, no va a involucrarse en un lenguaje jocoso o divertido y ni siquiera hará demasiadas preguntas, esto último sobre todo en el caso de la mujer.

5.) Juguetón: Es aquella persona que disfruta del coqueteo pero no está pensando en una relación, lo toma como un juego. Quien se ajusta a este perfil no están realmente interesado en conocer a la otra persona, incluso puede estar utilizando el coqueteo para otro fin, como lograr algún tipo de favor. Inconscientemente, se pueden enviar señales físicas, como hacer sobresalir el pecho (ya sea hombre o mujer). También se pueden producir miradas seductoras, especialmente en la mujer, pero sólo después que la interacción se ha puesto en marcha.


Algunos comportamientos mostrados en este estudio están más relacionados con la atracción física que con el estilo de coqueteo. Por ejemplo, si usted se siente muy atraído por alguien, podría tocar su propio cuerpo con menos frecuencia, hará más miradas seductoras (especialmente al principio de la interacción) y se mostrará más formal si no está teniendo éxito. Particularmente, las mujeres sonríen más con aquellas personas que les interesan, además de hacer mayor cantidad de gestos corporales. En cambio los hombres, en estos casos, miran más y tienden a quedarse más quietos.


Referencia:
http://link.springer.com/article/10.1007/s10919-014-0199-8



La incidencia del sistema inmunológico en el suicidio


El suicidio es el resultado devastador de complejas interacciones entre múltiples factores. Para las personas afectadas, el dolor psicológico se hace intolerable y la muerte parece ser la única salida para escapar a dicho tormento. Los cambios biológicos que se producen en el cerebro y que generan estos sentimientos abrumadores no se terminan de entender completamente. Pero nuevas evidencias sugieren que el sistema inmunológico juega un papel importante en este proceso.


sistema inmunológico y suicidio

La depresión clínica es el trastorno psiquiátrico más común asociado a casos de suicidio. Es probable que, en un individuo con depresión, las áreas del cerebro que están funcionando de forma anormal lo predispongan a tener pensamientos suicidas.
Ciertos rasgos de la personalidad, como la impulsividad, también pueden aumentar el riesgo de suicidio, sobre todo en personas jóvenes. La adversidad del entorno es otro factor que puede contribuir a una tendencia suicida.

Un equipo de investigadores de la Universidad de Lund (Suecia) publicó recientemente en la revista "Neuropsicología" un estudio titulado "El papel del sistema inmune en el suicidio" donde se analiza una considerable cantidad de información que demuestra que ciertos mecanismos del sistema inmune pueden contribuir a tendencias suicidas.

Los investigadores han encontrado que sustancias químicas relacionadas con el sistema inmune (como el ácido glutámico o la quinurenina), que intervienen en situaciones inflamatorias, se encuentran más elevadas en personas con comportamientos suicidas.
Del mismo modo, se ha demostrado que los niveles de estas mismas sustancias químicas estaban presentes en altas cantidades en personas que murieron por suicidio.

Ciertos medicamentos disminuyen los pensamientos suicidas. Por ejemplo, el litio, útil para el tratamiento de trastorno bipolar. Una de las acciones bioquímicas del litio es disminuir los niveles de sustancias químicas relacionadas con el sistema inmune. Otro medicamento muy diferente, la ketamina, ha demostrado que disminuye rápidamente los síntomas depresivos y los pensamientos suicidas. La ketamina tiene varios efectos, uno de ellos es bloquear algunos químicos implicados en la respuesta inmunitaria.

El estudio sueco presenta argumentos convincentes acerca de los mecanismos relacionados con el sistema inmune y su influencia en los comportamientos suicidas, especialmente en un contexto de pensamientos depresivos. Esto se produce mediante el estímulo de producción de químicos inflamatorios en el cerebro, que están asociados con un aumento de síntomas depresivos (disforia, cambios en el patrón de sueño, cambios en el apetito, fatiga, etc.).
Por otro lado, la disminución de los niveles de estos químicos en el cerebro está asociada a una reducción de pensamientos depresivos y suicidas.


¿Significa esto que medicamentos que bloqueen la acción de ciertas sustancias químicas relacionadas con el sistema inmune podrían tener propiedades antidepresivas y anular las tendencias suicidas? Tales medicamentos están actualmente en diversas etapas de estudio. Los resultados preliminares son alentadores.

El comportamiento suicida es un fenómeno difícil que no se puede reducir a explicaciones bioquímicas excesivamente simplistas. Pero al mismo tiempo, no debería ser una sorpresa que ciertos químicos del sistema inmune estén involucrados en esta conducta compleja.


Referencia:
https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4531386/